Delinqüentes, Tomasito y Pepe Bao arman una fiesta en Kharma

Nuria Fernández/Jaén
Los Delinqüentes y Tomasito hicieron lo que les vino en gana sobre el escenario de la sala Kharma, donde sellaron una fiesta redonda para músicos y público. A taquilla hemos llegado, la banda con la que Pepe Bao hace lo que más le gusta, fue telonera.

    31 oct 2011 / 11:30 H.

    La proximidad que brindan las pequeñas salas de conciertos se agradece más cuando los que se suben al escenario cuentan con el público para su espectáculo. Y el sábado, Los Delinqüentes y Tomasito invitaron a los asistentes a su fiesta particular —meditada, aunque aparentemente anárquica— en la que, no obstante, el genio del peculiar bailaor jerezano lo convirtió en el perejil de la salsa. Con los bichos que nacen de los claveles tiene licencia para improvisar, y la utiliza sin perder el compás: es capaz de hilar por bulerías hasta el texto de la Constitución Española.
    A taquilla hemos llegao, la banda con la que el músico Pepe Bao (fue miembro de Obús y O’Funkillo, entre otros, y ha tocado con artistas como Luz Casal o Medina Azahara y Mejor Bajista Nacional en 2010) reitera su rechazo a abandonar los escenarios, a los que se sube, en esta ocasión, acompañado con otras grandes figuras del panorama nacional —Pechuguita, Juan Radio Macande y Andrés, exguitarrista de Triana— en una pequeña gira caprichosa, que les permite hacer lo que les gusta sin tener que estar pendientes de las ventas de taquilla. Hacen una música que encaja dentro de los baremos del rock español, rítmica y cantable. Un entrante apetecible para el guateque flamenco que llegó después.
    Y lo que “aterrizó” fue flamenco, y rumba, y zapatos verdes, y una bandera anarquista convertida en camisa, con un corte pasado de moda pero ideal para quien la portaba: el más “punky” del género: Tomasito. Unos sesenta kilos de compás, nervio y provocación comenzaron a vibrar sin perder el ritmo ante el público, que no tardó en jalear la carta de presentación de la peculiar gira de los “garrapateros”, que contaron con él para su parada en Jaén. Diego Pozo, “Ratón”, y Marcos del Ojo, “Canijo”, saltaron con el resto de la banda para acompañarlo y dar forma a las canciones que los dieron a conocer más allá de las fronteras gaditanas. La cacerola, que ya grabaron con su paisano, fue una de las primeras composiciones conocidas que pusieron a bailar a media sala. La otra mitad no tardó en incorporarse a la fiesta, invitada por los populares ritmos de Donde crecen las setas, Mi morena o Primavera trompetera, o A la luz de lorenzo aderezados con los pasos, espontáneos o no pero particulares al cien por cien,  de Tomasito, que ya los acompañó durante la gira del año pasado. Demostró desenfado hasta el punto de quedarse en calzoncillos en el centro de la pista o mantener conversaciones desde su silla —desde la que le dejaron cantar— con miembros del público. En la rumba Camino del hoyo, el desmelene y “descamise” se extendió entre los que hacían música y quienes ya habían hecho su trabajo: Pepe Bao y los suyos acompañaron con voz y palmas un par de canciones del grupo después de los primeros bises. Todo, sólo para que se lo pasaran bien tanto los que estaban sobre el escenario como los que bailaban abajo. Sólo se rindieron a la reflexión al recordar a su compañero Miguel Benítez en El aire de la calle —su próxima gira, que conmemora el décimo aniversario de su primer disco, es también en su memoria—.