Cómo reírse de la crisis de los 30

A 48 horas de que llegue a los cines, Las ovejas no pierden el tren está ya en plena promoción. Y, una vez más, la actriz jiennense Inma Cuesta copa portadas y minutos de televisión por su nuevo papel protagonista. Esta vez lo hace con otro de los actores más en boga, Raúl Arévalo. Ambos, con el director, Álvaro Fernández Armero, y el resto del reparto la presentaron “oficialmente” en Madrid. Esta es una comedia “divertida y optimista” que retrata la búsqueda de caminos y de oportunidades en un presente en el que todos quieren continuar con sus proyectos sin perder nada por el camino.

28 ene 2015 / 11:24 H.


 Esta película busca el “optimismo”, aunque también un “tono” compatible con los “momentos vitales más complejos” que se presentan a lo largo de los años, según el director y guionista. El filme, que llega a los cines este viernes, narra la vida de Luisa (Inma Cuesta) y Alberto (Raúl Arévalo), un matrimonio que se ve obligado a vivir en el campo con su hijo, donde han de lidiar con sus crisis personales y laborales, y hacerlo compatible con su deseo de ser padres por segunda vez, a pesar de que su relación se encuentra un tanto apagada. Junto a ellos aparecen en escena Juan (Alberto San Juan), el hermano de Alberto, quien tras su divorcio comienza una relación con Natalia (Irene Escolar), una joven de 25 años. Por su parte, Sara (Candela Peña), hermana de Luisa, busca en Paco (Jorge Bosch) al amor de su vida, mientras que su madre (Kiti Mánver) trata de mantener el entusiasmo por la vida. “Hay que quitar presión del concepto de expectativa”, defiende Armero.
En este retrato coral de las preocupaciones y obsesiones contemporáneas, el director aborda tanto los problemas de pareja como la dificultad de lidiar con la familia y los caprichos de un destino que parece tener siempre unos planes diferentes a los que uno se había marcado, tal y como ponen de manifiesto los protagonistas del filme. En la larga lista de actores que componen este reparto se encuentran “los actores más atractivos de cada generación”, bromeó Arévalo, quien afirma haberse sentido siempre “urbanita”, aunque con “35 años” cada vez se siente más atraído por el campo. “Viene a decir que cualquier momento es bueno para empezar de nuevo reinventarte o hacer cualquier cosa nueva como el personaje de Alberto, que de ser escritor, de repente, le da un vuelco se da cuenta que con otra cosa le hace mucho más feliz”, reflexiona Inma Cuesta.
Alberto San Juan se mete en la piel de un periodista de 45 años que está divorciado y tiene dos hijas, quien no se puede resistir a la joven Natalia, una chica de 25 años con un ritmo de vida más frenético de lo que él mismo es capaz de imaginar. “Siempre está en nuestra mano intervenir en la realidad que vivimos, podemos decidir si decimos sí o no”, defiende el actor.