Claudina Mata "viste" a Isabel La Católica
Sus diseños no solo se suben a la pasarela o los lucen novias como piezas únicas y personalizadas, también son capaces de hacer volar la imaginación de un espectador, sentado en su butaca de un teatro, cuando visten y dan vida a los personajes que un dramaturgo imaginó sobre el papel. Claudina Mata acaba de “vestir” a Isabel La Católica para Desmontando a Isabel, espectáculo que la compañía Histrión Teatro estrenará en la Corrala de Santiago de Granada, el próximo 24 de julio y que mantendrá en cartel hasta el 31 de agosto. No es su trabajo habitual como diseñadora pero, dice, le divierte muchísimo y le permite, aún más, dar rienda suelta a su creatividad.

“La primera obra de teatro que hice fue con El Sevilla, para el montaje El Sevilla y el ballet de Juana la Coja”, recuerda. Era en la época en la que la alcaudetense colaboraba en el programa de Manu Sánchez de Canal Sur. Allí coincidió con el líder de Mojinos Escozios, que le propuso este trabajo. “Eran 22 piezas, entre ellas, una bata de cola de quince metros. Me divertí mucho, imagina que tenía que meterme en la cabeza de El Sevilla para ver lo que él quería. Fue muy transgresor”, destaca. Y llegó a mezclar materiales y conceptos tan dispares como cuero y tachuelas con volantes y lunares.
Y el siguiente, Manu Sánchez, que le pidió el vestuario para su espectáculo Rey Solo. Mi reino por un puchero. Y la pieza central, un chandal. Eso sí, customizado con su propio escudo real y su gorguera. “Él decía que era un rey de estar por casa, de estar agusto”, bromea. Y vestir a este rey la llevó a diseñar para otra reina, en este caso, Isabel La Católica. “El director escénico que ayudó a Manu Sánchez era Julio Fraga, director también de Desmontando a Isabel”, cuenta. Y se puso manos a la obra para vestir a la reina de Castilla y Aragón. Lo hizo con un doble vestido con interior de gasa y el abrigo exterior. Una joya por los matices que le aportan las texturas de los tejidos, le combinación de colores y detalles como una granada bordada en su espalda, rematada con pedrería que imita a los granos del fruto. “Lo más complicado a la hora de afrontar el vestuario es dibujar, comprobar que has captado la idea del director y saber que serás capaz de plasmarlo”, asegura. Pero, ahí no acaba el trabajo. “Conforme el proyecto avanza —a este dedicó tres meses— surgen ideas y vamos modificando las prendas”, destaca. “Es importante verlas en el escenario, si son cómodas para el actor y también, por ejemplo, con la iluminación. Los colores pueden verse totalmente diferentes”, señala.
Ahora, espera impaciente el estreno de Desmontando a Isabel, el 24 de julio. “No tiene nada que ver una prenda en la percha que en el actor. Cuando empieza a moverse y a darle vida es muy emotivo”, asegura. Crear personajes a través de sus diseños no tiene nada que ver con su día a día pero, dice, le revela su parte más creativa. Si le surgiera una nueva posibilidad, dice, ni se lo pensaría. “Me sirve para experimentar, aprender y disfrutar. Haría hasta una superproducción de cine”, reconoce.