Cándido Alonso Diez: 'La decisión sobre el polvorín de Vadollano es política, no militar'
Rafael Abolafia / Jaén
Tomó posesión del cargo de subdelegado de Defensa en Jaén hace poco más de un mes tras el polémico cese de su antecesor, el coronel Ángel Sanz. Asegura que no tiene la sensación de ser 'un apagafuegos'.

Tomó posesión del cargo de subdelegado de Defensa en Jaén hace poco más de un mes tras el polémico cese de su antecesor, el coronel Ángel Sanz. Asegura que no tiene la sensación de ser 'un apagafuegos'.
—¿Cómo ha sido su primera toma de contacto con la Subdelegación de Defensa de Jaén?
—Llevo algo más de un mes y no tengo más que palabras de agradecimiento por el trato que he recibido de todo el personal y de toda la sociedad jiennense. La plantilla integrante de esta Subdelegación me está demostrando que está altamente capacitada para conseguir los objetivos previstos con la mayor eficacia.
—Lleva 37 años de carrera militar y siempre había estado en destinos operativos, en primera línea. Este es su primer trabajo “de despacho”. ¿Nota la diferencia?
—Desde luego, es una actividad distinta, pero que también tiene su atractivo. Ser el máximo representante del Ministerio de Defensa en un territorio también acarrea una vida movida, que ocupa mucho tiempo y que conlleva una gran responsabilidad.
—¿Cuáles son sus funciones? ¿Cómo es su día a día?
—Mis competencias engloban, fundamentalmente, dar servicio a todo aquel que depende del Ministerio de Defensa. Personal civil, personal militar en activo, ya retirados y reservistas. Además, estamos para facilitar el ingreso en cualquiera de los tres ejércitos. Les facilitamos información sobre el itinerario que deben seguir.
—¿Cuántas personas tiene a su cargo en la provincia?
—La Subdelegación tiene una plantilla actualmente de 18 personas. Después está el personal del polvorín de Vadollano, así como los reservistas y los militares retirados. Calculo que más de mil personas en total.
—Jaén es una provincia que ha perdido instalaciones militares de forma progresiva. ¿Qué opinión le merece esta situación?
—No tengo una opinión formada, porque yo acabo de llegar. Sí te puedo decir que se trata de un fenómeno que se ha dado en todas las provincias, porque se busca un Ejército más eficaz y eficiente, con más proyección exterior que nacional. Lógicamente, me produce pena y, sobre todo, nostalgia, porque un destacamento militar siempre se acababa incardinando en el territorio en el que estaba destinado.
—¿Qué ocurrirá con el polvorín de Vadollano en Linares?
—Le puedo decir que está en vigor una adaptación orgánica que prevé que esta instalación ya no exista a partir del 1 de enero. Es la única información de que dispongo de manera oficial.
—¿No hay marcha atrás entonces?
—Entiendo que eso depende de una decisión política, no militar. Por eso, no puedo decir nada al respecto. Lo único reiterar que me da pena, desde el punto de vista personal, que se cierre una instalación que lleva abierta más de siete décadas, que fue pionera en su día y que se nota que ha recibido un cariño impresionante de los militares que allí han vivido y trabajado durante todo este tiempo. Da pena.
—En su toma de posesión, el delegado de Defensa en Andalucía aseguró en su discurso que con su nombramiento se cerraban “momentos difíciles” en la Subdelegación de Jaén. ¿A qué se refería?
La entrevista completa, en nuestra edición impresa.