Aumentan los inmigrantes que regresan a su país

El Plan de Retorno Voluntario es una medida del Gobierno para que los extranjeros que lo deseen regresen a su país. Así, se les ofrece ayudas de transporte y, también, la devolución del dinero que les pertenezca por el tiempo trabajado en España. En Jaén, el número de retornados aumenta cada año. Las orejas del lobo no son ya una vaporosa leyenda, sino una cruda realidad.

    29 jun 2009 / 11:21 H.

    Los datos del paro se ceban, sobre todo, con la población inmigrante, lo que mengua unos recursos económicos que, en la mayoría de los casos, no pueden aguantar muchos meses más de crisis. En esta situación, echar la mirada atrás, hacia el país de origen, no es descabellado. Encontrar un trabajo es, en algunos casos, más fácil fuera de las fronteras españolas. Jaén no es una excepción a la regla. Incluso los tajos de la aceituna, uno de los recursos más apreciados por cientos y por miles de extranjeros que, cada año, venían a ganar unos euros a la provincia, se extinguieron. El desempleo en la construcción hizo que los puestos en los olivares estuvieran más reñidos que nunca. Por todo ello, muchas personas que vinieron de fuera comienzan a ver en su propio país la salida a la crisis. El Gobierno puso, el año pasado, a disposición de estos ciudadanos una solución para sus inquietudes: en Plan de Retorno Voluntario. Además, desde hace años, existía otra vía: el retorno humanitario, que es ejecutado desde las delegaciones de la Cruz Roja en toda España. Las solicitudes de un tipo y otro han aumentado en los últimos años de forma exponencial, también en la provincia de Jaén. De este modo, según la Subdelegación del Gobierno, en 2008 no se tramitó ninguna petición de esta clase desde la Oficina de Extranjería. En lo que va de año, por contra, ya han sido presentadas siete demandas para acogerse al plan: dos de Colombia, dos de Argentina y tres de Ecuador, Chile y Venezuela. Por otro lado, las cifras aumentan si se acude a las ofrecidas por la Cruz Roja. Su sede en Jaén llevó adelante, en 2007, siete retornos voluntarios de un total de once solicitudes. Un año después, los concluidos subían a doce y las demandas, a veintidós. Durante los cinco primeros meses de 2009, treinta y cuatro personas pidieron acogerse al retorno humanitario y otras seis al voluntario, que da derecho a la devolución del “paro” acumulado y que ejecuta el INEM. De ellas, once ya regresaron a su país de origen. El 99% de los demandantes procedían de Latinoamérica, con predominio de los argentinos y los bolivianos. Para acogerse al Plan de Retorno Voluntario, en primer lugar, hay que ser originario de uno de los veinte países que firmaron con España el convenio en que se basa. Son: Andorra, Chile, Filipinas, República Dominicana, Argentina, Colombia, Marruecos, Túnez, Australia, Ecuador, México, Ucrania, Brasil, Estados Unidos, Paraguay, Uruguay, Canadá, Federación Rusa, Perú y Venezuela. Además, los inmigrantes deben estar inscritos como demandantes en el Servicio Público de Empleo y encontrarse “parados” por la extinción de la relación laboral. Asimismo, deben tener reconocido el derecho a la prestación por desempleo del nivel contributivo, sin compatibilizarlo con un trabajo a tiempo parcial. Una vez hechos los trámites, se tienen que comprometer a volver a su país en el plazo de un mes y a no retornar a España para residir o trabajar durante tres años.  A cambio, recibirán el 100% del “paro”, el 40% antes del viaje y el 60% después y, en algunos casos, ayudas para el traslado hasta el lugar de origen que pueden ir desde el  pago del billete de avión hasta un abono de los gastos de desplazamiento en España desde su domicilio actual hasta la ciudad de salida a su país. Se incluye, del mismo modo,  una cantidad para el alojamiento de una noche “en itinerario” y cincuenta euros por cada miembro de la unidad familiar. Los interesados en acogerse al plan pueden acudir a las oficinas de Extranjería y de la Cruz de Roja de su provincia. Por otro lado, los propietarios de los locutorios de la capital aseguran que el envío de dinero al extranjero se mantiene estable. La actividad no cesa y quienes permanecen en la ciudad se afanan en trabajar para conseguir un sueldo con el que poder ayudar a sus familias. Los inmigrantes que deciden continuar su estancia en la provincia, a pesar de la actual situación económica, se afanan en trabajar para conseguir ingresos que les permitan contribuir al bienestar y a la comodidad de sus familiares en los países de origen. La actividad en los locutorios de la capital no cesa y los propietarios de estos establecimientos aseguran que el envío de dinero al extranjero se mantiene estable. Las operaciones se realizan con periodicidad semanal o mensual. En el primero de los casos las cantidades rondan los cien euros, mientras que en el segundo oscilan entre los quinientos y los seiscientos. “Cuando mandan dinero no les sobra nada”, indica Nabil, del locutorio Almadena, ya que la persona que efectúa el envío se queda con lo justo para poder subsistir en Jaén. Por su parte, Mustapha, del local que lleva su mismo nombre, asegura: “La cosa está floja, el año pasado los clientes venían con mayor frecuencia. La gente se quiere ir a otros sitios porque la situación está mal”.  Los países a los que más envíos de dinero se efectúan desde la capital son Senegal, Marruecos, Bolivia, Mali, Rumanía y Ecuador. Uno de los aspectos que, a juicio de los propietarios de los locutorios jiennenses, se deben tener en cuenta a la hora de calcular el valor del dinero exportado son las características de cada país. Así, el capital que los marroquíes mandan a su tierra no aporta demasiado a los familiares, puesto que se trata de un lugar caro. La misma cantidad, sin embargo, se aprovecha mucho mejor en aquellas naciones en las que el nivel de vida resulta más barato. Por otro lado se encuentran las llamadas telefónicas. El contacto con los seres queridos que viven lejos resulta fundamental para los inmigrantes, que acuden con asiduidad hasta los locutorios para conocer las novedades de la tierra. El precio de las conferencias oscila entre los diez y los treinta céntimos por minuto, según el país al que se efectúen. Antonio Heras/Cristina Piñar. Jaén