Anquela pone en órbita la galaxia

José Eugenio Lara /Jaén
Anquela es el entrenador de moda. Ha conseguido un sueño: eliminar al Real Madrid, una gesta irrepetible y de trascendencia en el fútbol mundial. No pierde su estilo, pese a que ha puesto en órbita la galaxia blanca. Es solidario y a la vez reivindicativo. Muestra su éxito como un ejemplo de los buenos jugadores y técnicos que hay en Segunda B.

    12 nov 2009 / 11:34 H.

    Anquela ha subido de la tierra a la galaxia en sólo dos partidos, los que le han bastado para mostrar al mundo sus condiciones como entrenador. Detrás de ese técnico inquieto, activo y enérgico se esconde un extraordinario trabajador, modesto y sincero. Vivió su noche de gloria en el Santiago Bernabéu, se bañó en alegría y disfrutó con los suyos hasta la madrugada. Tenía que levantarse pronto para estar presente en un programa de televisión y no se le ocurrió mejor idea que, en lugar de acostarse, dedicar un tiempo a la lectura. ¿Y qué leyó? Los informes que tiene del Sporting B, su próximo rival. Anquela es así. Para él la fiesta es el fútbol y dedicarse a entrenar. “En estos tiempos que corren, tener trabajo ya es un motivo de felicidad. Yo soy muy feliz porque me siento muy a gusto en el lugar que trabajo”, reconoce. Entre informe e informe, tuvo tiempo de recordar las imágenes que le dejaron la gesta ante el Real Madrid. “Hay muchas instantáneas que no olvidaré, pero una se me ha quedado grabada por encima de todas: el sonido que hace el Bernabéu cuando ataca el Real Madrid. Es algo que no se puede explicar”, asevera. Rodeado de los suyos, especialmente de su mujer y de su hija, Anquela vivió el momento más dulce de su carrera, pero no el más importante. Siempre ha mantenido que el ascenso como futbolista con el Elche y los dos conseguidos con el Real Jaén, aunque, oficialmente, como segundo técnico, tienen una mayor relevancia para él. “Fueron éxitos más duraderos. Este ante el Madrid tiene una trascendencia increíble, pero, en poco tiempo, todo pasará. Es coyuntural, pero irrepetible”, precisa. Aun así, la hazaña ante el Real Madrid le ha cambiado hasta el nombre. Cada vez cobra más fuerza el apelativo de “Anquelotti”, en clara alusión al entrenador del Chelsea. “No me gusta que me llamen así. Yo soy Juan Antonio Albacete Anquela. Pero no me importa, porque quien lo puso (un jugador de la plantilla del Alcorcón) lo hizo desde el cariño y la consideración”, asegura. Ha recibido mil elogios y ha sido protagonista de varias decenas de entrevistas. “Nunca me lo hubiera imaginado. Me han llamado de todos los rincones del mundo. Es increíble lo que mueve el fútbol”, subraya. De todos los elogios no destaca uno en concreto. “Es muy difícil. He escuchado y leído tantas cosas que no sabría quedarme con una. La alabanza crea estima, pero lo mío es el trabajo”, reitera. No cree que este éxito le pueda cambiar la vida. “Sé donde estoy ahora, pero no en el futuro”, sostiene. En esa inmensidad que es el Bernabéu y en la grandeza del rival, Anquela ha encontrado un camino inesperado. Tocó la gloria y la galaxia. Pero el éxito no lo cambia. Sólo un detalle. ¿Qué le dijeron su mujer y su hija nada más terminar el partido? “Me lanzaron una sonrisa que no olvidaré”, concluye.