Álvaro Montes y Leonardo Hernández salen por la puerta grande

Descorazonados, porque una vez más se confirma que la fiesta de los toros en nuestra capital necesita de un revulsivo que la relance con el esfuerzo de todos: la sociedad propietaria, la empresa que asuma el reto, las autoridades que se comprometan, la crítica especializada y los jiennenses en general.

    12 oct 2009 / 11:58 H.

    La estampa que ofrecía ayer la plaza de toros de Jaén por medio de las cámaras de televisión —el festejo fue televisado en directo por Canal Sur— era deprimente. Por ello mencionamos entre los responsables a la autoridad a la que le corresponde cuidar la imagen de la capital fuera de nuestras “fronteras” locales. Así no podemos seguir ni un día más. En lo artístico, pues un festejo que sin ser una gran cosa, ofreció momentos de cierta brillantez. Lucimiento, pero menos. La tarde fue un revulsivo que necesitaba en su haber el jiennense Álvaro Montes. El paisano demostró una vez más que cuenta ya con una excelente cuadra que juega las bazas que el caballista desea. Nos gustó en la forma de ir al encuentro de sus dos toros, dando los pechos de sus caballos, y como estos nunca le perdieron la cara al riesgo. Todo lo contrario. Las bridas, dominadas con firmeza por Álvaro, obligaban a salir a sus cabalgaduras con pleno dominio de sus galopadas. Prendió en sus dos faenas rejoncillos de castigo, farpas, banderillas cortas y, además de alguna que otra pirueta y “corbeta”, también supo lucirse al banderillear al violín, suerte que siempre sorprende y aplaude el respetable. Ante Casquivan, segundo de su lote, Montes se reencontró con su mejor y más ilusionante momento artístico. Lo había recibido con la campera suerte de la garrocha y, tras una gran lección de temple, terminó con un rejón de muerte, que hizo rodar al burel en el mismo centro del ruedo, en medio del entusiasmo general del respetable. Las dos orejas fueron el justo premio a una faena que calificamos de excelente. Para continuar con el sentimiento positivo, a la hora de analizar la actuación del joven Leonardo Hernández, tercer caballero de la terna, hay que reconocer que el extremeño camina muy seguro en este complicado mundo del toreo a caballo, donde los jinetes no se dan tregua ni cuartel en ningún momento. Al tercero le cortó las dos orejas después de lucirse en las distintas suertes del rejoneo. Hernández goza sin duda del favor de los aficionados jiennenses, porque él siempre da cuanto puede dar en favor del espectáculo. Lo mejor de su actuación, tres pares de banderillas cortas al violín.
    Hemos dejado para el final al madrileño Sergio Galán para hacer más comprensible su poca afortunada actuación de ayer por la tarde. Clavó casi siempre a la grupa, lo hizo desigualando la colocación de los hierros, lo que daba paso a lo anodino. Como diría aquél, “un mal día lo puede tener cualquiera” y ayer le tocó a este rejoneador tantas tardes triunfador a lo grande.

    PLAZA DE TOROS DE JAÉN
    Ganado: Dos toros de la ganadería de Pérez Tabernero, los dos primeros, y los cuatro restantes de Montalvo, todos bien presentados, con cuajo. Dieron buen juego primero, cuarto y quinto; cumplieron segundo y tercero, y desentonó el sexto, que de salida se quedó en una “estatua de sal”. 
    Rejoneadores: Álvaro Montes (chaquetilla gris), vuelta al ruedo en el primero y le cortó las dos orejas en el cuarto.
    Sergio Galán (chaquetilla azul marengo), saludos en el segundo y silencio en el quinto.
    Leonardo Hernández (chaquetilla gris), dos orejas en el tercero y aplaudido en el que cerró plaza.
    Incidencias: Muy poco público en este primer festejo de la feria taurina de “San Lucas y cierra España”. Si los tendidos fueron una desolación, el ambiente un funeral. Se cortó la coleta el auxiliar de Leonardo Hernández Francisco Duarte. La solemnidad del acto corrió a cargo de Leonardo Hernández padre. Cabe destacar el magistral concierto ofrecido por la Banda Municipal de Música de Jaén, que dirige el maestro Jiménez Ogallar.