Alejandro Gómez indaga en los antepasados de su instrumento

Nuria Fernández /Jaén
Existen apenas dos conciertos pensados para la trompeta de llaves, que tuvo una vida breve y discreta. El solista de la Banda Municipal de Jaén, Alejandro Gómez, ha recuperado algunas de estas partituras.

    19 dic 2011 / 18:14 H.

      Difunde ahora su papel en la historia de la música, con ponencias y un concierto.
    La trompeta de llaves fue un instrumento con la fecha de caducidad limitada. Su existencia se reduce a unos escasos cincuenta años de andadura —entre 1796 y 1840—, así que no es de extrañar que se conserven escasas partituras dedicadas a ella. Puede que fuera su volatilidad, el gusto por las obras que le dedicaron Haydn y Hummel o su curiosidad por los antepasados del instrumento que trabaja lo que llamaron la atención de Alejandro Gómez Hurtado, trompeta solista de la Banda Municipal de Jaén. Conoció la trompeta de llaves gracias a un profesor de la Hochschule für Musik Hans Eisler de Berlín, durante su etapa de formación en Alemania —completó su formación en diversos países europeos— y, fruto de esa primera toma de contacto nació un intenso trabajo de investigación —de más de un año de duración— sobre la segunda versión del Concierto para Trompeta y Orquesta de Johann Neponuk Hummel. En octubre presentó frutos de su trabajo en una ponencia titulada Haydn-Hummel-Weidinger, ¿casualidad o causalidad? ofrecida para la Asociación de Trompetistas de Andalucía y tiene pendientes dos más.
    “Es un instrumento que está de camino entre la trompeta natural del siglo XVIII y la que conocemos en la actualidad. Solo se compusieron dos partituras para solistas durante el siglo clásico, algunos casi olvidados, y yo me he sumergido en manuscritos, museos y otros estudios para intentar desempolvarlos”, explica Gómez Hurtado, que considera que el desconocimiento que existe en torno a este perdido instrumento, incluso por parte de los propios músicos, es demasiado elevado. Justifica los dos siglos de silencio sobre la trompeta de llaves con la irrupción del Romanticismo, que premiaba la voz, la cuerda o el piano, y en los avances técnicos alcanzados por el propio instrumento, con la incorporación del cilindro o los pistones, que pulieron su sonido. Él pretende reivindicar su papel en la historia de la trompeta con la recuperación de la versión menos conocida del Concierto para Trompeta y Orquesta de Hummel (la segunda, modificada en 1804), de la que no hay grabaciones originales. Ofrecerá una pieza de esta composición el 22 de enero, en un concierto extraordinario de la banda jiennense, bajo la batuta del director invitado, el subdirector de la banda de Granada, Ángel Carreño. “Será con una trompeta actual, puesto que todavía no tengo una de llaves —la ha mandado construir— y, de tenerla, habría que tocar la pieza con otros instrumentos antiguos”, destaca el músico, que espera la ocasión de poder hacerlo algún día.
    Mientras aguarda a recibir la “reliquia”, conserva en casa otra que hace sonar con su grupo Vitriol de música antigua. Es una trompeta natural del siglo XVIII.