Alcalá la Real. El fenómeno juvenil del botellón se extiende por distintos lugares

El botellón es algo en continua variación. El fenómeno social se adapta a unas circunstancias cambiantes. Casi cinco años después de la apertura del “espacio joven” del silo, el consumo de alcohol se ha fragmentado y se realiza en distintos puntos de la ciudad, con las consiguientes molestias.

    24 ago 2009 / 10:05 H.

    El “botellódromo” del silo desterró la presencia de envases y bolsas de la Plaza del Campero, donde la juventud se reunió durante años para consumir bebidas. Sin embargo, con el paso del tiempo, el fenómeno se ha disgregado en “microbotellones”.  Uno de los lugares en los que proliferan son las inmediaciones de la urbanización Villa Elena, junto a la Avenida de Europa. Sin ser, ni muchos menos, masivo, un grupo de personas frecuenta las escaleras próximas a la calle que da acceso al centro de salud. Las consecuencias, aparte de algunos ruidos y gritos esporádicos, es la aparición, los fines de semana por la mañana, de botellas, cartones y vasos de plástico. Además de todo lo anterior, las críticas vecinales se centran en el penetrante olor a orina con que amanece la zona. No obstante, la brigada de limpieza permite que los desechos no perduren.
    Otro de los “feudos” del botellón son los aledaños de la Fortaleza de la Mota. Tanto en el Parque de la Cuesta del Cambrón como en el situado en los arrabales, los vestigios de la ingesta  son evidentes. La basura aparece en un entorno próximo al principal monumento alcalaíno. Ni siquiera el cierre temporal al tráfico rodado impidió que se celebrara un botellón, en este caso con cientos de participantes, el 14 de agosto por la noche, después de los fuegos artificiales. No obstante, a menor escala la situación se repite a lo largo del año y, en ocasiones, los residuos quedan incrustados entre la vegetación del entorno.
    normativa. La ordenanza municipal vigente desde la pasada legislatura prohíbe tomar bebidas alcohólicas en la calle durante determinadas horas de los fines de semana, aunque se exceptúan las fiestas. En ocasiones como Etnosur, la afluencia de público al botellón llegar a ser de cientos de personas. Durante las ferias se habilita un recinto específico para esta práctica juvenil.
    El “espacio joven”, mientras continúa abierto, y en verano, se traslada a la explanada situada delante del silo. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha convertido en un negocio en declive, hasta el punto de que el primer adjudicatario renunció a la gestión del servicio en el que sólo se permite consumir los productos adquiridos en el mismo recinto.
    Juan Rafael Hinojosa / Alcalá