Abrazos gratis para demostrar que el cariño se agradece

Nuria Fernández/Jaén
Cuando se trata de recibir cariño, la gente se presta. Es la conclusión de un exhaustivo trabajo realizado por un grupo de alumnas de Maristas que, durante toda una tarde, regalaron sus abrazos por las calles de la capital. La conclusión: nadie es tan extraño como parece.

    07 feb 2011 / 12:27 H.


    “Nos llamó mucho la atención que la gente nos tratara tan bien”, dice Rocío Hernández, una de las adolescentes que un día decidió regalar su cariño por las calles. Porque sí. Sus compañeras, Marta Castillo y Laura Álvarez, también fueron generosas con su cariño, y todas ellas se sienten bien pagadas.
    La iniciativa surgió en clase de Filosofía y Ciudadanía de primero de Bachillerato del profesor Alfonso Alcalde Diosdado, en el colegio Maristas de la capital. Alcalde proyectó el vídeo de la idea original, el movimiento internacional Free Hugs (abrazos gratis) y, sólo con ello, nació la idea de hacerlo extensivo a Jaén.
    “Hemos hablado en clase de las normas sociales —como las de no dar besos ni acariciar a desconocidos—, y las pautas de comportamiento ‘extrañas’ que, a pesar de romper las normas, resultan beneficiosas. Quisimos ser creativos a la vez que contribuir a mejorar el mundo, y los alumnos decidieron hacerlo así, demostrarlo con sus abrazos”, expresó el profesor, que también preside la Fundación para la Educación en Valores (Fundeva). “A todo el mundo le viene bien un abrazo”, puede sentenciar después de ver los resultados cosechados por el derroche de sus estudiantes.
    Rocío Hernández dice que el objetivo era analizar cómo reaccionaba la gente. “Hubo quien nos ignoró directamente, y que con sólo vernos decían ‘no gracias’, pero la mayoría de las personas fueron simpáticas. Hasta nos perseguían para abrazarnos”, cuenta la estudiante, de dieciséis años. Ellas se “atrevieron” porque les pareció un proyecto interesante y les hacía ilusión obsequiar afecto. “Nos llamó mucho la atención que nos trataran tan bien y comprobamos cómo la gente se ponía contenta”, asegura.
    Entre las tres componentes del grupo —hubo otros dos equipos formados por compañeros de clase que elaboraron su propio proyecto—, repartieron más de cien achuchones. Cuentan que los demás protestaban porque la mayoría los rehuía, pero ellos afirman lo contrario: “Lo agradecían, y nosotros también nos dimos cuenta de que la gente con la que te cruzas por la calle no es tan desconocida ni tan distinta. Es más cercana de lo que pensábamos y, al final, los abrazos son un detalle que, como todos, se agradecen”, cuentan.
    Promocionaban su regalo con un cartel que asustaba a unos y atraía a otros, lo que las convirtió en protagonistas de mil y una anécdotas. “Nos paseamos por una terraza grande, en la que había mucha gente, y nadie nos hacía ni caso, hasta que empezamos a marcharnos. Entonces, una mujer que estaba sentada en las últimas mesas se levantó y corrió hacia nosotras a abrazarnos”, narran divertidas. “No se levantó nadie más, pero seguro que fue porque les dio vergüenza”, creen. Un hombre mayor abrazó a las tres a la vez y luego se abalanzó sobre el compañero que lo grababa todo. Cualquiera puede ser testigo del derroche de afecto si busca “abrazos gratis Jaén” en Youtube.