A prisión uno de los detenidos en Andújar por expolio

La Policía Nacional ha detenido a quince personas y da por desarticulada una organización dedicada al expolio de yacimientos arqueológicos. La red tenía ramificaciones en Jaén, donde los agentes arrestaron a cuatro hombres. La juez envió a prisión a uno de ellos.

    17 dic 2009 / 11:15 H.

    “Piezas de una calidad extrema: un escudo, basas, columnas. Tenemos un terreno de 5.000 metros cuadrados lleno de antigüedades al aire libre. Más de 4.000 piezas”. La Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía expone la última redada contra el expolio, denominada operación “Palacete” y llevada a cabo en Córdoba, Málaga y también en Jaén. De hecho, cuatro de las quince detenciones se realizaron en Andújar. Se trata de José M. H., Juan M. H., Isaac M. C. y Francisco Gabriel M. C. La juez ha enviado a prisión preventiva al último en una decisión que cuenta con pocos precedentes en este tipo de delitos. Las pesquisas comenzaron hace meses y los investigadores consideran que los arrestados, que tenían entre sí lazos familiares, formaban parte de una organización perfectamente estructurada, dedicada al expolio de yacimientos arqueológicos sin ningún tipo de control y a la posterior comercialización de las piezas.

    En Andújar, la Policía realizó cinco registros en el marco de la operación “Palacete”: encontró numerosas armas de fuego, munición y pequeñas cantidades de droga. Sin embargo, lo más importante para la investigación del patrimonio histórico es que se hallaron detectores de metales y herramientas para extraer las piezas del terreno, según confirman fuentes cercanas al caso. También algunas monedas antiguas y tres cuadros que, actualmente, están analizándose. Y es que, según los investigadores, otra de las líneas de negocio de la red era “colocar” en el mercado negro pinturas falsas de Picasso o Dalí. La banda tenía perfectamente atribuidas las funciones de cada uno de los miembros. El centro de operaciones estaba radicado en Bujalance (Córdoba), desde donde el grupo operaba por todo el país. La red estaba integrada por expoliadores, expertos que conocían las piezas de arte, distribuidores que encontraban los compradores y, finalmente, falsificadores que contaban con contactos en el Reino Unido, entre otros países. Las tareas de comercialización eran comunes, pues todos los integrantes tenían clientes habituales. Incluso, según asegura la Policía, eran capaces de preparar facturas falsas con el fin de legalizar la venta y disipar así posibles dudas sobre las procedencias de las piezas. Rafael Abolafia /Jaén