“Una maestra que caló hondo en el alumnado”

Profesor no es sólo la persona que ejerce o enseña una ciencia o arte, es la persona que por vocación se dedica a enseñar, a desarrollar y a perfeccionar las facultades morales de un niño, o mejor dicho, de un alumno. Personas que viven por y para la enseñanza como fue el caso de doña Eladia, quien ha dejado una profunda huella durante el tiempo que ha ejercido.
Eladia Suárez Fernández era natural de Oviedo y residente en Andújar durante muchos años. Estaba casada y tenía dos hijos, Javier y Ana.
En su profesión fueron diecisiete años los que dedicó su tiempo a impartir clase en el colegio público San Bartolomé de la ciudad de Andújar.
Los que la conocieron la describen como una persona discreta, amable y bondadosa, doña Eladia o “seño” —que era como se la conocía y así la llamaban sus alumnos—, era muy amiga de sus amigos y muy querida en el municipio que la había acogido con gran cariño desde hace mucho tiempo. Padres y compañeros de profesión la recuerdan, día a día, por la labor que desempeñó por y para los niños en este colegio. Fue una luchadora incansable que en poco tiempo se convirtió en una de las personas que llevaba por bandera el nombre del colegio público San Bartolomé y el de sus maestros y maestras que tanto bien han hecho y hacen en el día a día de los pequeños que estudian en sus aulas.
Sus compañeros la recuerdan como una persona muy cariñosa con los niños “del cole” a los que no dudaba en cogerlos y sentarlos en sus rodillas cuando llegaban tristes y llorando y a los que les gustaba dar “besos con música”.
Mención especial para el que fue un momento de cambio en su vida, donde comenzaba una nueva etapa cuando, desde el curso 2004-2005 fue nombrada directora del centro educativo en el que durante tanto tiempo llevaba trabajando y en el que era tan querida por todos.
También era una persona de buen talante y gran talento que, en lo referente al plano académico, era una mujer muy trabajadora, coherente con su trabajo y con cada paso que daba. Doña Eladia luchó permanentemente con todas sus fuerzas porque el nombre del CEIP San Bartolomé que tanto quería, fuese bien conocido por su trayectoria. Ágil y hábil tenía una facilidad sorprendente para almacenar en su cabeza todo lo relacionado con las leyes, las órdenes y las normativas. Diecisiete años, que se dice pronto, como maestra de Educación Infantil en un centro que la recuerda como una persona, luchadora y cariñosa, en definitiva, como “la seño Eladia”.