Una cofrade con mayúsculas

    29 ago 2019 / 08:00 H.

    Aunque se ha escrito ya algún obituario por parte de los muchos amigos de nuestra querida Toñi, me uno igualmente a ellos para poner en valor su tesón, compromiso, valía humana y sentido de la amistad. En mi caso, voy a escribir sobre la faceta seguramente más desconocida de Toñi y que no es otra que la de cofrade, donde destacó por su bondad con los más necesitados y su enorme capacidad de lucha y trabajo.

    Recuerdo perfectamente el día que la conocí. Un sábado de Cruces de Mayo, del año 2012, en nuestra antigua casa de hermandad de la calle Cuatro Torres. Me estrenaba en estas gestiones como hermano mayor y, unos días antes, habíamos mandado un email a los cofrades para que nos ayudaran en los turnos de la barra ese fin de semana. Puntual a la hora fijada, se me acercó una señora de pelo color rojizo y se dirigió a mí para presentarse como cofrade voluntaria. Traía consigo unos delantales de color negro y, de momento, fue una más, prestándose en colaborar en todo lo necesario, y comenzó a integrarse poco a poco con aquella nueva junta de Gobierno. A partir de ese momento, fue tal su implicación en ayudar, con una sonrisa siempre en su amable cara, que en unos meses se convirtió por méritos más que merecidos en vocal de Caridad y Convivencia de nuestra Cofradía Yacente y Soledad.

    Desde esa fecha hasta su fallecimiento, ejerció este puesto con brillantez y mucha, pero que mucha, humildad. Tengo que reconocer que esa profunda amistad me hiciera reconocerla como mi madre cofrade, por el cariño y recomendaciones que me/nos realizaba siempre buscando lo mejor para la misma. En este punto también debo reconocer el apoyo tan importante que fue para mí cuando falleció mi madre y estuvo pendiente de mí durante mucho tiempo.

    Su contribución al buen hacer de nuestra cofradía es enorme, quedarán para la posteridad sus aportaciones en las actas de junta de Gobierno y reconozco que nos dio a todos verdaderas lecciones de convivencia, y aprendimos a ser mejores personas de su mano. Aparte de su predisposición a participar activamente en el día a día de nuestra cofradía, podemos destacar dentro de su responsabilidad como vocal de Caridad y Convivencia de las campañas de recogida de juguetes, ropa y alimentos para los más necesitados, colaboraciones de todo tipo con las monjas de clausura de nuestra capital, numerosas recogidas de sangre de manera individual por la Soledad o implicando a otros colectivos, colaboración continua con la agrupación y otros colectivos que pedían nuestro apoyo, ayuda a los más desfavorecidos en los fríos inviernos y, sobre todo, ese afán por ayudar a las personas solas y desvalidas. No olvidaré nunca cuando nos convertía en Reyes Magos en su peluquería de la calle Álamos y nos recorríamos residencias de ancianos y domicilios de particulares consiguiendo arrancar sonrisas de nuestros queridos ancianos esa mañana mágica del 6 de enero. Aún recuerdo la última vez que hablé con Chari López en la residencia La Inmaculada de la mano del cortejo de Reyes Magos que montamos. Esta era nuestra Toñi en su esencia. También recuerdo con añoranza los momentos de ocio junto a ella y cómo tras unas intensas jornadas de trabajo me animaba a tomar una cervecita en algún bar o terraza de nuestra zona de Catedral y San Ildefonso, era un verdadero placer acompañarla a su casa tras unos ratos de conversaciones hablando de nuestra cofradía y de su querido Jaén. Aún cuando acudo a conciertos y conferencias, sigo buscando como siempre hacia su cabeza en las primeras filas...

    Respecto a su última etapa, me gustaría destacar que no perdió su sonrisa y su fuerza en la lucha contra la enfermedad. Continuaba apoyando con su presencia todo tipo de actos culturales y nos acompañaba en todos los cultos a los que acudíamos, fuerza y coraje unidos a una profunda fe. Sin embargo, cuando el Martes Santo acudí a verla al hospital, me di cuenta de que su inminente operación podría ser el detonante de un final inesperado para esta gran mujer.

    Desgraciadamente, así fue, y una amiga del alma está formando parte del firmamento como estrella terrenal que fue en este mundo. Grande entre las grandes. Una madre para todos los cofrades que convivimos con ella estos años. Sus consejos y su cariño quedarán grabados en nuestros corazones. Una estrella luchadora frente al olvido de los demás, que lo dio todo de corazón y que este mismo ha querido que goce antes de tiempo del descanso eterno.

    Toñi era una mujer menuda, que con sus detalles hizo grande lo pequeño. Querida Toñi, desde el cielo mándanos algo de tu fuerza y tu coraje para al menos continuar algo de todo lo que en vida aportaste a tu querida cofradía. Eres y serás una parte importante de mi etapa cofrade. Un lujo haber contado contigo como vocal de la que eras un ejemplo: caridad con mayúsculas, como eras tú; una cofrade con mayúsculas. Descansa en paz, amiga.