“Un amigo con un corazón muy grande”

27 ago 2019 / 08:00 H.

Uno empieza a estar cansado de tantas despedidas, sea porque siempre son otros los que se van, o sea por las veces que salgo a pie de los velatorios. Uno tiene ya sus años, y confieso que me cuesta, cada vez más, bajar al tanatorio. Quizás sea porque ya conozco todas sus salas y el menú de su cantina, o simplemente porque ir allí, de visita, se está convirtiendo en una peligrosa costumbre. Con todo eso, y siempre en contra de mis ganas, uno saca fuerzas de la pena y, sin más cojones que el deber de una promesa sin olvido, toma otra vez camino que le lleva a otro nuevo entierro.

Hoy quien está tras el cristal de ese frío escaparate es nuestro amigo Juanjo. Adornado de blanco merengue y rodeado de una sola corona de flores, recuerdo de sus amigos del “Rock State”, el “Chacho” ha dicho ahí os quedáis, y se ha fundido con lo que era lo más valioso de su vida, el recuerdo de sus padres. Rockero de licenciatura, andarín sin cansancio, campestre, colega de todos los perros del mundo, simpático cuando quería, generoso, gruñón donde los haya pero, sobre todo, amigo con un corazón muy grande.

Indómito, independiente y libre para hacer lo que le vino en gana, Juanjo cogió las riendas de su destino, subió el volumen al aparato, y después de darse un garbeo por media España disfrutando de sus grupos preferidos, soltó el freno, rompió la baraja y dio por terminada la partida.

Sin decir ni molestar a nadie, cerró los ojos y se fue flotando por encima de las nubes de sus deseos. Dicen que los que se van son los mismos que nos esperan; el “Chacho” ya llegó. No te olvides de ir cogiéndonos sitio. Nosotros tampoco te olvidaremos.

(“Ya estoy colgado del jirón de un sueño/el mundo entero no me vale/ayer por la noche/me estaba pequeño.” Marea)