“Tu nieto mira cada noche las estrellas y me pregunta cuál eres tú”

08 jun 2016 / 10:00 H.

Alfonso Siles Jandra. Hay un dicho popular que dice: “Cuando naciste todos reían y tú llorabas. Vive la vida de forma que cuando mueras todos lloren y tu sonrías”. Tu único fin era hacernos felices, pero ha sido demasiado injusto que ahora que llegaba tu momento de ser más feliz, de disfrutar más de tu esposa, hijos y nietos, la vida te dio ese palo que no te merecías. Tan injustamente y tan cruelmente, que aún ahora, María Jesús y yo creemos que en cualquier momento vas a volver a entrar por la puerta sonriendo y llamando a Darío, Aridane o haciendo reír a Marina. Y es demasiado duro y cruel pensar que ya no estarás, papá.

Cuando echo la vista atrás y pienso en cada uno de los momentos que hemos estado juntos, en cada una de las vacaciones en Cádiz o en cada regañina que me he llevado, no dejo de reprocharme no haberte dicho más veces lo importante que eras para nosotros o haberte hecho sentir lo mismo.

Echo de menos tu paciencia, tu tranquilidad, tu hacer las cosas bien, tu sensatez y el hacer cosas por los demás sin pedir nada a cambio, el querernos sin excusas y sin esperar nada más que una sonrisa. Dejar que nos equivocásemos solos y que aprendiéramos de nuestros fallos, con esa tan peculiar forma de mirarnos y que con esa sola mirada supiéramos que lo que nos decías era un: “Te lo dije o no te lo dije...!”. Pero nada de esto será ya posible, papá. Aquellos que te conocieron siempre dijeron lo mismo de ti, que eras un hombre muy bueno, que te han querido mucho y que dejas un vacío que nada ni nadie volverá a llenar. No me refiero con esto solo a familiares y amigos, me refiero a compañeros de profesión, conocidos de la familia, padres de amigos, vecinos, gente del mundo de la natación... Todos han llorado tu viaje final, ninguno nos creemos que ya no estés. Cada lágrima de pena me cuenta toda la gente con la que has sido bueno y todos aquellos que te han querido sin esperas ni subterfugios y te han querido y te querrán, como el agua quiere al río y el frío a la tormenta.

Cada día que pasa se me hace más duro, más difícil volver a casa y no verte cocinando, con lo que a ti te gustaba, o cuando volvías de algún viaje y siempre traías algo para comer o para tus nietos. Se me hace muy cuesta arriba superar este nudo constante que tengo en la boca del estómago el pensar que la persona más buena que hubo no estará aquí ya.

No dejo de llorar tu marcha, no dejo de pensar en ti ni en tus consejos. No olvido tu forma de hacer las cosas, no me olvido de quien fuiste ni de quien nos hiciste ser y jamás olvidaré que tú eres el hombre que yo quiero ser, papá. Mañana hará un mes que nos dejaste. Y dejaste un vacío tan grande que nadie puede llenar, por eso el lunes fui a visitar tu columbario, a llorarte solo y a hacerte sentir que siempre estaremos contigo estés donde estés, porque nunca permitiremos que la soledad y el frío de ese lugar hagan merma en tu espíritu, porque ahora, más que nunca, sentimos tu calor aunque físicamente no estés para dárnoslo, aun así siento tu esencia y quiero creer que no te has marchado. Tu vida ha llenado las nuestras y nos ha hecho felices con cosas insignificantes, sacando alegrías de las penas y aprovechando cada cosa por nimia que fuera. Sintiendo cada gota de lluvia como la mejor de las duchas, cada bocanada de aire como si fuera la última y cada rincón que tuviéramos como el más precioso castillo de sueños que nadie tuviera. Aprovechando cada instante con tu familia, haciéndonos ricos en las desdichas y completos cuando estábamos juntos. Darío mira cada noche al cielo, ve las estrellas y me pregunta cuál eres tú. Yo le contesto que su abuelo es la estrella que más brilla y que cada vez que brilla es un beso que le manda y que lo envía con fuerza para que le llegue y lo sienta tan fuerte como tú se lo dabas. Él también te echa de menos al igual que Aridane y tu recién nacida nieta Marina. Todos te añoramos, papá, Jesús, María Jesús, Dácil, mamá, yo... todos te echamos de menos. Quiero terminar al igual que empecé con una frase que llena todo lo que ha sido tu vida, cómo has amado a tu familia por encima de todo, cómo has querido a tu esposa por encima de todas las cosas y del mismo modo, cómo has hecho de tu vida una filosofía. Cómo al mismo tiempo todo tiene un principio y un final y cómo tu amor por todos hará de nosotros mejores personas. De cómo tu vida de amor y de cómo ahora nosotros intentaremos llenar ese amor hacia cada uno de los que nos rodean. Es una frase de una canción que te gustaba y que muchas veces te he escuchado silbar: “...y sueño, con gran pasión, que vive para mí, como yo vivo niña por ti”. Te queremos, te querremos y nunca te olvidaremos, papá.