Historiador agradable y campechano que mostró la dimensión de Cástulo

23 abr 2016 / 08:00 H.

Gran arqueólogo de la antigüedad hispana, nació en junio de 1926 y falleció en Madrid el 27 de marzo de 2016, de madrugada. Es decir, durante la fiesta litúrgica de la Resurrección, a los 89 años. Dedicó varios años de su vida a las excavaciones de la ciudad ibero-romana más importante del norte andaluz: Cástulo, capital de la Oretania, cuyo territorio abarcaba, además de la de Jaén, parte de la provincia de Ciudad Real, norte de la de Granada, parte de Albacete... Años en los que se desplegaba el conocimiento histórico en España con una gran profundidad y eficacia, fruto, entre otras causas, de la formación en el extranjero de nuestros más importantes arqueólogos.

José María Blázquez fue uno de esos arqueólogos que, tras su titulación de historiador en Salamanca, amplió estudios en Alemania. De Alemania era su esposa, Beatrix Schwaar Kipp, según anoto de la esquela mortuoria publicada en la prensa madrileña. Por dicha esquela deduzco que el matrimonio no tuvo hijos. Fue inhumado en el cementerio San Carlos Borromeo de Salamanca, lugar en cuya famosa Universidad fue catedrático de Historia Antigua y donde tiene ascendientes familiares. A la ciudad de Linares le tuvo mucho aprecio. Cuando fui director del Taller de Historia en la ciudad minera, le invitamos a dar una conferencia sobre su experiencia y conocimientos. Fue desde el Taller de Historia de Linares y a través del secretario, Enrique Cano García, que había excavado con su equipo, tenía amistad y le conocía. José María era muy agradable y campechano. Nos contó en una comida, tras la conferencia en Linares: “Cuando los estudiantes o profesionales están estudiando en el extranjero y se ponen novios con alguna chica autóctona, es como los equipos de fútbol que juegan en campo contrario”. Se refería a su propia relación matrimonial. No esquivaba ningún tema o pregunta.

Al terminar su conferencia, en el otoño de 1982, un joven asistente le preguntó por los posibles orígenes o restos “de civilizaciones extraterrestres” entre los restos materiales de Cástulo. El chico era un aficionado sin estudios universitarios, quiero recordar que fue la primera pregunta del coloquio. Algunos quedamos un pelín cortados, por lo poco científica que era la pregunta. Nuestro conferenciante no se inmutó y le contestó correctamente, concluyendo que de “extraterrestres, nada de nada”. Luego le preguntamos en la cena por el asunto. Nos dijo textualmente: “Bueno, yo toreo en todas las plazas”. Ni se escandalizó, ni se molestó, ni se inmutó. Es más, nos agradeció a los miembros del taller que le entregásemos una pequeña cantidad, en sobre, para ayuda a su viaje en tren, desde Madrid.

Al menos en cuatro campañas fue el director de las excavaciones de Cástulo, de las que fructificaron sendos tomos con los datos y resultados de las campañas que son una joya para los que se interesan por la historia científica. En 1982 se celebraron las primeras elecciones autonómicas andaluzas y, en octubre, las generales que dieron la victoria por mayoría absoluta al PSOE. A partir de este año comienzan a transferirse las competencias, según reza el Estatuto de Autonomía, de cultura, patrimonio material y cultural... a la naciente Junta de Andalucía. Lógicamente se vuelve a diseñar la política excavatoria del amplio y rico territorio andaluz, incluido Cástulo. José María Blázquez dejó las excavaciones de la ciudad ibero-romana. Se incorporaron nuevas personas y equipos a ese inmenso tesoro de la mitad sur de España. La última estancia de nuestro arqueólogo, me dicen, fue su visita para contemplar el grandioso mosaico de los amores, a la altura de los mejores mosaicos de Roma. No tengo constancia de que José María haya visto la patena de “Cristo en majestad”, del siglo III. El descubrimiento de la patena de vidrio evocaría sus años primeros de excavador en la meseta castulonense, y también en otro yacimiento extramuros de la ciudad. Porque nuestro hoy obituariado, se merece un homenaje, aunque sea a título póstumo. Ánimo a la Diputación, que tanto se preocupa por lo nuestro. El doctor Blázquez trabajó mucho entre nosotros los jaeneros, en Cástulo y alrededores, en el Museo monográfico de la ciudad minera, formando a sus ayudantes de excavación, concienciándonos y dándonos a conocer nuestro patrimonio, relacionándolo con las civilizaciones de Oriente Medio. ¡Se nos ha ido, como es ley, en la Naturaleza y en la Historia! Fue un gigante de la arqueología antigua y el estudio de las religiones de esa edad decisiva, que es la Antigüedad, también, para todos nosotros.