“Eras la voz en ‘off’ del Cinema España”

Era agosto de 2013, el calor se colaba en el anfiteatro de un escenario frailero con historia. Fermín Murcia, de 84 años, echó la vista atrás: verano de 1949, el estreno del Cinema España.
“La primera película fue “Camino de Santa Fe”. El cine se llenó. Tuvimos problemas técnicos durante la emisión. Lo pasé muy mal, pero la película pudo verse. Eran problemas del proyector, unos tornillos que sobresalían”, rememoraba entonces Murcia.
Después de aquel filme dirigido por Michael Curtiz, más historias pasaron por los ojos de un hombre que obtuvo la licencia de operador para llevar “el peso” del negocio familiar. “Mis padres, Fermín Murcia y Enriqueta Garrido, nos ayudaban. Mi hermana Carmen era la taquillera y mi hermano Antonio, el supervisor. Yo me encargaba de la proyección y de la administración”, me contó, y evidenciaba en su tono el papel capital que desempeñó en aquella aventura emprendedora.
Fermín Murcia estaba, como su progenitor, enamorado del séptimo arte. La empresa arrancó con éxito gracias, entre otros factores, al fuerte vínculo paternofilial.
“Me llevaba muy bien con él. Nos encantaba el cine. Por eso le ganamos a la competencia, porque nos gustaba más”, me dijo.
La competencia era el Cine Avenida, ubicado entonces en la antigua cooperativa panadera de Frailes. El gestor del proyecto era Manuel Serrano, que contó con la ayuda de un socio, Matías, de sobrenombre “Regalo”.
Murcia reconoció que hubo tensión entre ambas empresas. Cuesta imaginar hoy algo parecido: dos marcas fraileras enfrentadas por proyectar historias en sus respectivas salas. Antonio Molina, Manolo Escobar, Lola Flores y otros artistas de la época protagonizan películas que cada semana propiciaban escenas cariñosas en el negocio de Murcia: amantes que aprovechaban la intimidad del cine para exteriorizar sus sentimientos en plena dictadura franquista.