“Era una persona entregada a la familia y que irradiaba bondad”

Hay gente que se hace querer y a la que, aunque no la conozcas nada más que de manera superficie, se convierten en seres entrañables. Ese es el caso de Miguel Contreras Montenegro. Vinculado durante muchos años a la Caja Rural de Jaén, fue un referente de profesionalidad, casi siempre con una sonrisa en los labios, que lo hacía irradiar bondad y felicidad.
Esta misma semana Miguel se ha ido a las sesenta y cinco años víctima de una enfermedad que no le permitió disfrutar todo lo que merecía de su jubilación. Lo conocí, hace años, desde mi faceta de repartidor de periódicos. Como director de la sucursal de la Caja Rural de Jaén en El Llanillo siempre estaba pendiente de que, durante el fin de semana, los días que la oficina permanecía cerrada, Diario JAÉN estuviera a resguardo. Por ello me facilitó una llave con la que abrir un compartimento, dentro de la fachada, en la que dejar el ejemplar, que luego él, a lo largo de la mañana recogía.
También lo recordaré en los actos organizados para anunciar la entrega de ayudas por parte de la Fundación Caja Rural a iniciativas del municipio. Siempre pendiente de que las iniciativas de su pueblo, Alcalá la Real, recibieran el apoyo de la entidad, era habitual verlo y protagonizar el apretón de manos con el presidente de la entidad beneficiara con la que se sellaba el apoyo. Entre los colectivos culturales, sociales y deportivos beneficiados se encuentra el Club de Hockey Alcalá.
Después de su retiro, Miguel Contreras se volcó, aún más, en su gran pasión. Padre de familia muy numerosa —siete hijos—, se esmeró y la educación y el cuidado de sus hijos, uno de los cuales sigues sus pasos en el mundo bancario. Estaba muy unido, a su esposa, Rosi Parra, mujer de hondas convicciones religiosas, que lo ayudó a afrontar con entereza cristiana la enfermedad. Las raíces del difunto se encontraban en el municipio de Castillo de Locubín, igual que ocurre con su homónimo, el empresario Miguel Contreras Jiménez.
Por otro lado, el llorado miembro de la gran familia de la Caja Rural de Jaén también fue un gran aficionado al fútbol. Seguidor del Real Madrid, también apoyó el balompié desde la base, a través de la directiva del Alcalá CF.
El funeral se convirtió en una manifestación multitudinaria de afecto, en recuerdo de un hombre afable. En el templo, una de sus hijas y su mujer leyeron emotivos textos de recuerdo. Además no faltó la música, que también estuvo presente en el cementerio, hasta donde acudió la comunidad parroquial de El Salvador. En definitiva el adiós fue una manifestación de pesar y un testimonio del bien que sembró durante décadas.