“Dejaste una profunda huella en Jaén”

Francisco Larena Gonzalo nació en 1924 en Iruecha y falleció el 11 de febrero de 1916. Iruecha es un minúsculo pueblo en el extremo suroriental de la provincia soriana. Allí confluyen también los límites de las provincias de Zaragoza y Guadalajara. Comarca bien apartada en los felices años 20, del siglo XX, de núcleos medianos de población.
El padre Larena, le llamábamos en Jaén. Era un sacerdote salesiano, que recibió sepultura en la Basílica de María Auxiliadora de Sevilla, el pasado 14 de febrero. Vivió muchos años en nuestra provincia. En Úbeda tuvo uno de sus primeros destinos educativos a comienzos de los años 60 del pasado siglo.
En la capital jaenera fue uno de los primeros párrocos de San Juan Bosco, cuando la parroquia aún tenía su primitivo emplazamiento en lo que sigue siendo llamado “la capilla de María Auxiliadora”, junto a la antigua vía del tren. Estuvo en nuestra ciudad de 1972 a 1985, trece años.
Seguro que fueron años decisivos para el padre Larena, pero también para muchos que le conocieron y para los jaeneros en general.
Años de profunda renovación en España, no sólo en lo religioso, pues eran puestas al día y en circulación las ideas ecuménicas, litúrgicas y pastorales del Concilio Vaticano II. También políticamente nos adentrábamos en el final del franquismo y en la transición democrática. Años en los que se configuraba la España que hemos vivido con decisión y no pocas sorpresas.
El Padre Larena dirigía grupos de matrimonios cristianos, pero también grupos de novios. Era muy querido en un buen sector de parejas, de educadores y de cristianos en general. Recuerdo que tenía buena fama también por sus predicaciones dominicales en la capilla de María Auxiliadora. A los matrimonios les refería ideas sociológicas y religiosas bien recientes en España y Europa. No desdeñaba, en absoluto, contestar tanto a las preguntas más osadas, como a las críticas de tipo pastoral o eclesial. Incluso fue uno de los primeros en Jaén que recomendaba leer a algunas personas a ciertos teólogos del postconcilio, como González Ruiz, De Lubac o Teilhard de Chardin, pensador católico jesuita y francés que estaba siendo traducido al castellano por aquellos años. No en vano venía el padre Larena de acabar su licenciatura en Teología por la Universidad de Comillas, ya instalada en Madrid.
Desde Jaén pasó a la comunidad de los salesianos de Linares que regían un colegio de Primaria y Secundaria, así como la parroquia de San Agustín. Allí permaneció seis años, hasta el 1991.
Finalmente volvió, ya retirado de funciones de responsabilidad, al colegio Salesiano de Úbeda, donde ha pasado sus últimos años. Sea este obituario un agradecimiento al padre Francisco Larena Gonzalo, jaenero de adopción, por los muchos amigos que deja, él fue quien, ante autoridades nacionales y provinciales, bendijo las actuales instalaciones de Diario JAÉN, allá por el mes de junio de 1974.
Descanse en paz.