Tradición y modernidad se dan la mano en Peal de Becerro

El municipio divide su espacio geográfico entre una zona urbana y otra montañosa

14 mar 2019 / 16:24 H.

Los más de cinco mil habitantes de Peal de Becerro son conscientes de que su tierra bebe de una particular diversidad geográfica. Situado al sureste de la provincia de Jaén, en plena comarca de la Sierra de Cazorla, el municipio, que incluye además las pedanías de Toya y Hornos, se estructura en base a dos sectores bien diferenciados. La zona oeste de la comarca del Alto Guadalquivir arropa la superficie principal de la población, en la que se asienta su vida urbana y su plena actividad olivarera. Al este de la comarca, por contra, se halla, espléndida, su zona montañosa, que integra el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.

Tal entorno, que ha sabido consolidar su población rural merced a su desarrollo urbanístico de los últimos años, es el que arropa cada 25 de marzo la celebración de las fiestas en honor a su patrona, la Virgen de la Encarnación, de la que la leyenda cuenta que se apareció a un labriego en el cerro del Atalayón. Tan sólo un mes después, San Marcos recibe cada año el particular homenaje que le brinda la población de Toya.

De la gastronomía de Peal de Becerro destacan sus “retorcíos”, que comparten con los roscos de sartén la masa, pero no la forma, alargada en el caso del postre típico del municipio, sus “mantecados de puñetazo”, que resisten el envite del puño pealeño durante su preparación, y sus “roscos de baño blanco”, herencia de la repostería morisca, que aún tiene eco en la tradición de Peal.

Y, si hablamos precisamente de tradición, la historia pealeña, pulida durante las épocas por íberos, romanos, moros y cristianos, queda reflejada en su patrimonio monumental, que componen piezas arquitectónicas como La Torre del Reloj, la Cámara de Toya, la Torre Mocha, el Auditorium y la Iglesia de la Reencarnación.

La Loma de los Castellones, el Pico Gilillo y el arroyo de los Tornillos de Gualay terminar por pulir la imagen de una joya geográfica que reluce con singular brillo en la provincia de Jaén.