Reconocimiento a una tradición pastelera que da sabor a la vida de los habitantes de Arquillos durante ya cuatro generaciones

PREMIO paladar dulce

05 may 2016 / 11:42 H.

Andrés Martínez de la Rubia es pastelero, como lo fue su padre, su abuelo y su bisabuelo. Su especialidad, los pericones, un dulce típico de Arquillos que da de comer a cuatro generaciones de la misma familia desde 1860. Esta especialidad sale del horno por las fiestas de San Antón, aunque su consumo va mucho más allá de esta fecha y trasciende el municipio, la comarca de El Condado y la propia provincia jiennense. Poco hay en su receta, huevos frescos, harina, azúcar y aceite de oliva virgen extra, pero, como explica este experto pastelero, “es un dulce muy laborioso”. Ello implica una gran dedicación, como deja claro Martínez de la Rubia. Por eso su negocio, muy conocido por el despacho que tiene en el centro del municipio de El Condado, centra todos los esfuerzos de él y su esposa Esperanza Valero Jiménez. Es una pequeña y próspera industria que llevó a este arquillero a asociarse con otro empresario, que es el encargado de la distribución por toda la provincia. Los pericones también son famosos en un punto de venta en Córdoba y a lo largo de la Autovía A-4, en áreas de servicio entre Santa Elena, en el límite de Jaén con Castilla-La Mancha, y Manzanares, ya a las puertas de Madrid. Andrés recuerda como fue su padre Celestino el que abandonó la panadería propiamente dicha para centrarse en estos populares dulces, propios de la comarca de El Condado y también habituales en las panaderías de otros puntos de la provincia, como Ibros. Su progenitor trabaja de la mano de su abuelo Andrés y ya en aquellos tiempos, cuando el continuador de la saga no llegaba a los 15 años, compaginaba los libros con el obrador para sacar los pericones a la calle. Su buen hacer le hizo mantener la tradición familiar, que no continuaron sus dos hermanos. Con su esfuerzo y el de su esposa, sacan al mes unas 700 cajas de 20 unidades al mes lo que, al año, es aproximadamente, una producción de 168.000 de estos dulces. Es como si cada arquillero se comiera 84 pericones al año. Aunque el consumo está mucho más repartido, y de eso se encarga este pastelero, por ejemplo, con su presencia en la Feria de los Pueblos que organiza la Diputación en la capital, donde su degustación de pericones ya es un clásico de la oferta gastronómica. Los pericones son una herencia de la presencia musulmana en el país durante más de siete siglos. Los pericones son quizás la más conocida de las propuestas pasteleras de Arquillos, donde también son conocidos los llamados “huevos moles”, que son las claras de los huevos batidas con un almíbar de azúcar blanca.