No hay humo sin fuego

Sierra Sur con “Sonata del diablo”, de Niccoló Paganini

28 dic 2025 / 11:05 H.

Es tanta la obviedad como profundos sus significados: no hay humo sin fuego. Valor intangible que sube del hogar por el cordón umbilical de una chimenea que exhala su espiral a cielo abierto. Blanco o negro, siempre espiritual; señal o advertencia, conexión entre lo humano y lo sagrado. Procura la purificación o la protección, sobre todo a quienes han de iniciar un largo viaje o su último viaje.

Mañana de invierno en la Sierra Sur. Cielo cubierto de nubarrones con densos cejones plomizos. Quizá llueva. Los troncos ardiendo en el hogar calientas las casas. El humo que vierte la esbelta chimenea es señal de vida, de trajín intramuros cuando el calendario está a punto de desprenderse de su última hoja. Quizá los más viejos hablen a los más jóvenes frente a las llamas que crepitan prendidas en la leña.

Al fin y al cabo, todo comenzó con el fuego. La mecha ardió, los cuerpos entraron en combustión y hubo que provocar la lluvia para apagar el incendio. El humo se alzó entonces de las cenizas como un presagio zarandeado por el viento. El tiempo diría si el augurio era bueno o malo.