Cuando las cuarcitas rezuman agua

La comarca norte, con el Minueto de la Música acuática de Händel

13 abr 2025 / 12:00 H.

El desfiladero, viejo e imponente, agazapaba sus cuarcitas bajo el mar, hace 500 millones de años, en el Paleozoico. La dureza de las armoricanas se cubriría después con nuevos materiales y en el Carbonífero, pongamos unos 350 millones de años, el choque de placas en la orogenia varisca elevó el bloque, lo quebró y lo plegó en montañas. Durante millones de años se erosionaron y en el Cenozoico, durante la orogenia alpina, pongamos ahora 65 millones de años, se forma el relieve actual de Despeñaperros, comarca Norte jiennense, tras el choque de las placas europea y africana. En ese punto, el borde de la Meseta castellano-manchega con el filo oriental de Sierra Morena.

Todo comenzó bajo el agua y las cuarcitas, roca madre, no pueden librarse de ella. Este invierno, antes de hacer mutis por el foro, ha dejado la tierra ahíta de agua. La primavera repica la lluvia y el contingente rezuma por los estratos, perfectamente alienados y tumbados, que afloran en este bosque de galería donde abundan los alisos. El agua se derrama por el paredón, a veces oscuro, a veces ocre, cubierto de líquenes resistentes como la roca a la que se adhieren a vida o muerte, y flanqueado por una extensa variedad de litofitas, plantas que crecen entre las rocas. Destacan los sombrerillos de agua, reconocibles por su redondez. Sólo hay que detenerse en la carretera para contemplar un espectáculo único que será efímero. De eso se encargará el verano.