Cortejo en el cerro

El Área Metropolitana con la Obertura de Guillermo Tell, compuesta por Gioachino Rossini

29 jun 2025 / 12:00 H.

Este verano, estirpe de sus predecesores, viene de frente: calor extremo que en el campo echa fuego de la tierra y de las piedras. A más de 40 grados bate el solano en este cerro del Área Metropolitana de Jaén. Asfixiante, apto para las especies más duras. La cigarra se mueve entre las piedras inmune a la canícula con su exoesqueleto de tres capas de quitina y proteínas. Están en época de apareamiento y los machos atraen a las hembras con ese sonido inconfundible que producen los dos timbales membranosos de su abdomen. Es un chirrido que se repite sin pausa como una letanía, que pudiera parecerse al que reproduce ese viejo y rudimentario instrumento formado por una caña, una vejiga seca de cerdo y un arco: la chicharra. Con ese otro nombre conocemos a este rocoso insecto.

El paisaje impresiona. Las hormigas, tan duras como las chicharras, trazan espirales y meandros en el pedregal, donde —hay que caminar con cuidado— puede guarecerse la víbora. Árboles caídos como esqueletos de saurios pulidos bajo el sol; olivos y pinos verdes; cardos casi petrificados; matorral seco; avena silvestre amarillenta; esparto enmarañado... Y el concierto del cortejo cigarrero que no cesa en esta obertura del verano.