La gran movida jiennense
A partir de los 80 la oferta de ocio de la capital creció progresiva e imparablemente




No están todos los que son, pero son todos los que están. En Jaén la transición, en cuanto a movida nocturna, discurrió como una especie de travesía en el desierto. Haber, había locales de ocio nocturno. Pero, en general, el personal estaba más en los versos de Machado “...cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y alma quieta”. En los 80, al igual que en Madrid, Granada, Sevilla o Barcelona, se produjo la revolución, la gran movida. La gente joven quería marcha y encontró el lugar perfecto donde encontrarla. Nombres que hicieron historia: Perfiles, junto al bar Hawai, que luego fue Moët, o frente a él el Bogart; el pub Ibiza, en la calle Juan Pedro Gutiérrez Higueras; la discoteca Astros, de muy corto recorrido en donde estaba el cine España y que luego alcanzó la gloria con una actividad frenética como Discoteca San Carlos, que lo mismo acogía los Ciclos de Rock, que el concurso de misses. La San Carlos hizo historia, como también fueron un hito el pub Alfil, en la calle Cristo Rey, que marcó realmente el despegue de la movida y, lo más grande, la discoteca La Luna, situada en un cortijo, en medio de un olivar junto a la carretera del Puente de la Sierra. La Luna fue como si Ibiza hubiese cambiado, a comienzos de los 90, sus playas por el mar de olivos. Todo un clásico es el Inn, en Paseo de la Estación. En esta década, buena parte de la movida se trasladó a los Center. Hicieron historia locales como el club de jazz Chubby Cheek, por donde pasó lo más granado del género, Zar One, Combustible, El Globo, Zona 10, Albatros. La movida se extendía por toda la ciudad. En la zona de Las Jardinillos: Monroe, luego Harvey y, más arriba, Fedra. Y con un sabor especial Luz de Gas, en la calle Fermín Palma; El Metro, del fotógrafo Julián Rojas, en la Cuesta de Belén. Cerca de calle Nueva, El Tren. En la calle La Luna, La Escuela, que decoraba sus paredes con fotos escolares de conocidos personajes de la ciudad. Y, en la calle Mesones, Pastanache y Opidum. En Ejército Español, Patrick, Shakespeare y Santino. A partir de 2000 la tendencia no hizo otra cosa que crecer. El barrio de San Ildefonso es, desde entonces, un referente, con lo cales como Iroquai, Sal y Pimienta, El Azulejo, El Trovador, Época, La Lola, Bendita Dolores; en La Carrera, St. Patrick; en Arco del Consuelo, Auringis; en la Plaza de Deán Mazas, el Deán y El Mercado. La alternativa más reciente, el Bulevar, con locales como Rosetas, con música en directo; Nueva York, La Cacharrería, La Botellita, La Oficina o Kharma.