Historia de una fusión de poblaciones
El poblamiento de Vados de Torralba surgió en torno a un antiguo cortijo en los años sesenta, fruto de la política de transformación en riegos de las vegas del Guadalquivir, dentro de la zona más oriental del antiguo término de Torrequebradilla. En su entorno, un profundo meandro del Guadalquivir y su paisaje cambia por completo con el verdor de los cultivos de algodón, maíz o remolacha. El nombre de Vados de Torralba iba a ser originariamente el de Vado de Torralba (en singular), proviniendo este del único paso con fondo firme y poco profundo por donde se podía pasar el río Guadalquivir cerca del cerro de Torralba, que es en el que está construido el pueblo. Posteriormente, sobre dicho vado, se levantó el puente de Vados de Torralba. El núcleo de la población fue fundada por el Instituto Nacional de Colonización como pueblo de colonización, junto a la cuenca del Guadalquivir. Su origen colonial queda plasmado en la austera y sencilla arquitectura de los edificios, agrupados en torno a una plaza principal y entre los que destaca especialmente la iglesia, así como en el trazado recto de las calles. El diseño del pueblo pertenece al joven arquitecto Víctor López Morales, el cual empezó su proyecto en 1956 y lo fundó en 1960. Vados de Torralba fue municipio independiente hasta 1975, que junto con la localidad de Villargordo y Torrequebradilla formaron el actual municipio de Villatorres. Actualmente, Vados de Torralba cuenta con 203 habitantes y se encuentra a 28 kilómetros de la capital jiennense, comunicada con Torrequebradilla y Sotogordo por la JF-3021 y con Campillo del Río por la JA-3101. Al igual que el resto de municipios de su entorno y como no podía ser de otra manera en la provincia, la economía vadeña se basa principalmente en el cultivo del olivar de regadío. Sin embargo, destacan asimismo otros productos de huerta menos comunes en Jaén como el espárrago blanco y la espinaca. En cuanto a la gastronomía de Vados de Torralba, son típicas las perdices en escabeche, las cuales, junto a otros platos elaborados con liebre, suelen tomarse en las degustaciones gastronómicas que con motivo de las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción se celebran en esta pedanía. En épocas de calor, en el núcleo de población se prepara una peculiar pipirrana, en la que además de los ingredientes comunes a la diversidad de pipirranas jiennenses —tomate, pimiento, cebolla y pepino—, se le agregan unos huevos duros, atún en escabeche y como no podía ser de otra manera en nuestra tierra, aceitunas, De esta manera, los vadeños constituyen un plato que, por sí solo, se trata de un plato festivo dentro de la cocina cotidiana del verano. En relación a las fiestas que se celebran en la pedanía, la principal celebración se festeja en la semana del 15 de agosto, pues la patrona del pueblo es la Virgen de la Asunción. En esta festividad, es costumbre que el primer día de fiesta se toquen las campanas de la iglesia durante toda la noche hasta el alba del día siguiente para recordar a los vadeños la conmemoración en honor de su patrona. Asimismo, otro de los festejos de la villa es el 17 de enero, día en el que se celebran las lumbres de San Antón. En dicha celebración, los vadeños recogen ramas de olivo y maderas para hacer varias hogueras en distintos lugares del pueblo, algo común en la provincia pues también se realiza la misma festividad en otros municipios jiennenses. A pesar de que Vados de Torralba se trata de un pueblo de colonización con limitada historia contemporánea, la zona estratégica de los tres núcleos de población de Villatorres —Villargordo, Torrequebradilla y Vados de Torralba— ha llevado a que, en este territorio, se hayan sufrido muchos cambios con el paso de los años. En Villatorres encontramos la impronta de otros pueblos y de otras culturas que fueron dejando huella: íberos, fenicios, griegos, romanos, cartaginenses, visigodos y, por supuesto, árabes. La posición de gran estrategia de la comarca hizo que fuera un importante enclave fronterizo, en cuyo dominio se alternaron, durante siglos, musulmanes y cristianos. Es por ello que en la unión de poblaciones existen veredas, caminos y carreteras que nos muestran otras culturas. Los hallazgos arqueológicos localizados en el término municipal de Villatorres testimonian la presencia humana desde época Neolítica. Antes de llegar a Villargordo, junto al antiguo camino, se encuentra el cerro de La Pedriza, con restos de un recinto ibero-romano. Durante la Segunda Guerra Púnica las tierras fueron escenario de batallas entre los cartagineses y los romanos, al situarse como tierra de frontera entre ambos bandos. En época romana proliferaron las pequeñas explotaciones agropecuarias, como testimonian los numerosos vestigios arqueológicos de su entorno. Durante la ocupación islámica, la población se mantuvo dispersa en alquerías y, durante las épocas de peligro, se buscaría refugio en algún lugar fortificado de la zona, posiblemente, como según apuntan los investigadores, en el del Cerro de la Pedriza.