Teresa Peramato, nueva fiscal general del Estado
Aunque respetada por su trayectoria profesional, algunas voces recelan por su estrecha vinculación con la UPF
El Gobierno ha anunciado este martes la elección de Teresa Peramato como nueva fiscal general del Estado, un día después de que Álvaro García Ortiz renunciara al cargo por la condena del Tribunal Supremo (TS). Se trata de una fiscal con 35 años de carrera que destaca, sobre todo, por su experiencia en la lucha contra la violencia de género pero también por su carácter progresista. Fuentes gubernamentales resaltan su “amplia trayectoria, especialmente en materia de lucha contra la violencia de género”, llegando a definirla como “una de las grandes impulsoras de la especialización judicial en esta materia”. Licenciada en Derecho por la Universidad de Salamanca, su ciudad natal, ingresó en la carrera fiscal en 1990 pasando por diversas fiscalías --Tenerife, Valladolid y Barcelona-- hasta que recaló en Madrid, donde en 2005 fue nombrada fiscal delegada para la sección de violencia sobre la mujer. De esa época, destaca su participación en el grupo de expertos del Observatorio Estatal de Violencia contra la Mujer para la elaboración del primer informe anual del organismo, en 2007. Desde entonces, fue enlazando cargos de responsabilidad en esa materia hasta que finalmente en 2021 fue nombrada, por la entonces fiscal general del Estado, Dolores Delgado, fiscal de sala contra la Violencia sobre la Mujer. Durante el mandato de García Ortiz, fue designada fiscal delegada para la Protección y Tutela de las Víctimas en el Proceso Penal y jefa de la sección penal del Tribunal Supremo, cargo que compartía con otros tres fiscales. “
Su principal aval son sus 35 años de carrera fiscal, a los que se suman los que ejerció como abogada y letrada de la administración de justicia. Desde Moncloa aseguran que “tiene el reconocimiento unánime de los operadores jurídicos”. Fuentes fiscales consultadas por Europa Press coinciden en que es una fiscal “muy respetada” tanto por su experiencia como por su profundo conocimiento de la carrera fiscal. “Jurídicamente es incontestable”, afirman voces progresistas, que la describen, en lo personal, como “una mujer técnica, decidida y valiente”. Desde el ámbito conservador, la perfilan como “inteligente”, a la par que “ambiciosa”.
La principal crítica en estos momentos hacia la futura fiscal general del Estado es su estrecha vinculación con la Unión Progresista de Fiscales (UPF), la asociación a la que pertenece y de la que fue portavoz durante años. La UPF es la misma asociación de la que eran miembros tanto Delgado como García Ortiz, si bien ambos se desligaron de ella al ponerse a los mandos del Ministerio Público. Así, aunque no forma parte del ya famoso “Equipo Fortnuy” —como se ha venido denominando al círculo de confianza de García Ortiz en la Fiscalía General del Estado (FGE)—, parte de la carrera cree que se trata de un perfil con demasiada “carga ideológica”. De hecho, algunas fuentes vinculan su ascenso a la máxima categoría de la carrera fiscal —fiscal de sala— a que está “absolutamente ligada a la UPF”. “Es más de lo mismo”, lamentan. En ese sentido, advierten de que el marcado carácter progresista de Peramato podría ser un obstáculo para lo que todas las fuentes consultadas advierten como su principal cometido: cerrar la brecha interna que se abrió con la llegada de Delgado y se ahondó en la época de García Ortiz.