¡Histórico Carlos Sainz Jr en la cuna de la F1!

Gana su primera carrera en el circuito británico de Silverstone, donde comenzaron las carreras de la categoría legendaria del automovilismo.

03 jul 2022 / 18:27 H.
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El 13 de mayo de 1950 se disputó a 70 vueltas en el circuito británico de Silverstone la primera carrera de Fórmula 1 ( F1) de la era moderna, primera de aquella temporada en el Gran Premio de Gran Bretaña. Es historia. La ganó un piloto que se forjó su leyenda entre los grandes de aquella primera época, Giuseppe Farina, que tomó la salida desde la primera posición (pole position en la terminología inglesa que prevalece en el “Gran circo” del automovilismo mundial). Segundo fue Luigi Fagioli y tercero, Reg Parnell. Los tres pilotaban un Alfa Romeo.

Un español, Carlos Sainz Jr, ha ganado este gran premio 72 años después con otra escudería italiana, la mítica Ferrari, escoltado en el podio por el mejicano Checo Pérez (Red Bull) y el británico Lewis Hamilton, 7 veces campeón del mundo, que corre para Mercedes. La victoria de Sainz es histórica por que es el segundo piloto español, después de Fernando Alonso, que gana un gran premio de F1; porque desde que Alonso ganara su último gran premio después de conseguir dos veces el campeonato, en más de una década no había ganado otro español, y porque su carrera ascendente, junto a la vuelta a las carreras de Alonso, que este domingo fue quinto con un coche de menos prestaciones que el Ferrari, un Alpine Renault, está volviendo a a enganchar a este deporte a miles de españoles, sobre todo jóvenes.

Carlos Sainz salía, como Farina, desde el primer puesto de la parrilla de salida; era el poleman, pero no fue fácil. Le adelantó en la salida Max Verstapen, actual campeón del mundo, que decidió arriesgar y calzó su coche con ruedas blandas, las más rápidas, pero las que degradan más rápido. Sainz iba con intermedias, algo más lentas. Distintas estrategias para ganar ventaja; el primero con un cambio de ruedas a pocas vueltas del comienzo; el segundo, con un cambio más largo. Pero un tremendo accidente del chino Guanyu Zhou (Alfa Romeo) para la prueba durante una hora. Zhou se vio envuelto en un choque múltiple en la recta de salida, su coche volcó y a gran velocidad se deslizó boca abajo sacando chispas del asfalto hasta las protecciones del circuito. Tanta era la velocidad que el coche saltó esta primera barrera y estampó contra la malla metálica sus 900 kilos de peso. La malla aguantó y el halo, vértice acoplado en el chasis de los F1, le salvó la vida. El halo está hecho con material de última generación, prácticamente indestructible, y protege el frontal del habitáculo del piloto, sobre todo su cabeza. Zhou estaba en el circuito de nuevo viendo terminar la carrera y dado de alta tras pasar una revisión médica. Este accidente hubiera sido mortal hace unos años.

Tras la demora para retirar los coches accidentados y limpiar el asfalto, los coches volvieron a la parrilla de salida. Uno, dos, tres, cuatro segundos. Tantos como semáforos rojos se encienden a la salida. Cuando se apagaron, un segundo después, Carlos Sainz aguantó esta vez la embestida de Verstapen —que ya puso ruedas intermedias como Sainz— y lideró la prueba durante vueltas, hasta que presionado por el holandés, pegado al Ferrari, se salió de la trazada tras un trallazo de su coche y perdió posición. La suerte estuvo con él. Verstapen pinchó poco después y perdidó todas sus opciones, pese a que reanudó la carrera tras cambiar ruedas.

Así hasta la vuelta 31 de las 52 programadas. En ese momento, su compañero de equipo, el monegasco Charles Leclerc, le adelantó de acuerdo con la escudería, porque tenía más velocidad y ritmo. Sainz cambió de estrategia y entró a cambiar ruedas. Puso la duras, que aguantan más la degradación del asfalto, para ganar ventaja y no cambiar más hasta le final de carrera. Cuando cambiaran ruedas los rivales de las primera posiciones debería estar primero. Pero sólo le alcanzó para seguir segundo tras Leclerc y perseguido muy de cerca esta vez por Hamilton, que venía más rápido en busca de su primera victoria del año. Todo se ponía en contra del español, mientras observaba cómo su compañero de equipo abría distancia en punta de carrera, entre un segundo y dos, y cómo se le acercaba Hamilton cada vez más. Entonces hubo dos momentos clave.

<i>Carlos Sainz levanta los puños tras bajarse del Ferrari. / Europa Press.</i>
Carlos Sainz levanta los puños tras bajarse del Ferrari. / Europa Press.

Abandono y gesto de carácter

Con un panorama en el que seguramente iba a ser segundo, incluso tercero en la carrera, se produjo otro incidente. Esteban Ocon, piloto de Alpine, se para en una recta. Avería del coche. Dirección de carrera hace salir el coche de seguridad, tras el cual obligatoriamente han de alinearse manteniendo la posición todos los monoplazas. Pero se pueden cambiar ruedas. Ferrari hizo entrar rápidamente a Sainz y le pusieron al coche ruedas blandas, las rápidas, para las 11 vueltas que quedaban. Aguantarían sobradamente. Todos los demás hicieron lo mismo, menos el líder y compañero del piloto español. Leclerc no se movió de la primera posición tras el coche de seguridad. ¿Por qué si con el cambio a tiempo no se pierde posición? Sólo lo sabrá Mattia Binoto, jefe de la escudería Ferrari. La lógica dice que seguramente la escudería jugó sus dos bazas. Mantener a Leclerc líder por si aguantaba hasgta el final —a juzgar por lo que pasó después— y, como alternativa, jugarse la baza de Sainz con sus ruedas rápidas sin fallaba la primera opción.

Limpiada la pista y retirado el coche de Ocon, la carrera debe reiniciarse con los coches lanzados una vez se retire el de seguridad. Una vuelta antes de que esto ocurriera y con todos en fila esperando el momento crítico, suena la radio de Sainz —se puede escuchar en las retransmisiones— y le ordena el equipo que deje margen de distancia con Leclerc en la salida lanzada y topone a los rivales. Nadie se lo creía. Hamilton y el segundo Red Bull pilotado por Checo Pérez, con más ritmo además durante la carrera, llevaban ruedas blandas. Pasarían no sólo a Sainz, también a su compañero. Y llegó entonces su gesto de campeón, con carácter y veteranía: ¡Stop inventing!, se le escuchó decir. ¡No inventéis! Era él quien debía pasar con sus ruedas blandas y rápidas a Leclerc. Acertó Ferrari al no darle contraorden y Carlos Sainz Jr, de 27 años, hijo de su padre, el campeón de rallyes y del Dakar, aguantó la presión, frenó a su equipo en una decisión errónea, adelantó a su compañero y puso tierra de por medio marcando los mejores tiempos, vuelta a vuelta, de la carrera. Con un colchón de 4 segundos, administró ventaja, controló al mejicano Pérez, que le perseguía, y cruzó ganador la meta bajo la bandera a cuadros.

<i>El piloto español, con la copa de ganador del gran premio. / Europa Press.</i>
El piloto español, con la copa de ganador del gran premio. / Europa Press.

Leclerc, que es uno de los mejores pilotpos de esta generación y lideraba el campeonato hasta hace tres carreras —le han penalizado abandonos por avería—, respondió a Carlos con un monumento al automovilismo de competición: aguantando varias vueltas con sus ruedas degradadas a Pérez y Hamilton, con los que se pasó y repasó en adelantamientos limpios y la límite, mostrando de lo que son capaces estos pilotos en curvas rápidas que pasan a 200 kilómetros. Finalmente le adelantaron y fue cuarto. Alonso quinto. El publico deliraba con el espectáculo mientras Carlos Sainz marcha seguro, récord de vuelta tras vuelta, hacia la meta y hacia la historia. La ha hecho donde todo comenzó en 1950, donde en 2013 probó para Red Bull con tiempos por vuelta tan rápidos que le abrieron las puertas de la F1 con el equipo satélite de la marca energética, Toro Rosso. Y lo ha hecho 152 grandes premios después del primero que corrio para esa escudería. Tiene talento, es rápido, pero es constante, persevera y, cuando es necesario, da un golpe de autoridad. Fue este domingo en Silverstone,

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