“Vale la pena por ver a Celia sonreír”

Eva Lendínez

27 feb 2020 / 12:52 H.
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—Vuelta a casa, aunque no es por Navidad, ¿cómo se viven los días previos a esta gala?

—Para mí es una cita obligada, pero no porque me obliguen, sino porque mientras yo pueda ayudar con mi trabajo lo voy a seguir haciendo. Conlleva mucho trabajo pero merece la pena por ver la sonrisa de Celia. Además, es una oportunidad para volver a reunirte con gente, que nunca te falla, y tengo muchas ganas de que comencemos ya, porque este año, como siempre, voy a estar muy bien acompañada en el Aula Magna de la Universidad. Y lo más bonito, por una buena causa.

—Son tres años ya sin fallar ninguno, ¿cómo surge la iniciativa y se implica de lleno en ello?

—Inicialmente me llamaron para grabar un vídeo de una campaña de reciclaje y recogida de tapones con la que recaudar fondos para la investigación, que siempre hacen faltan. A partir de ahí, pensé que podía intentar ayudar con algo más y surgió la idea de organizar una gala de humor con la que conseguir dinero para ello. La primera edición fue tan bien que ahora no podemos plantearnos el no hacerla cada año. Por suerte es un evento con el que se recauda bastante para una causa como es la investigación de las enfermedades raras y el déficit de factor V.

—Se une además el humor con algo como una enfermedad que se vincula a la tristeza.

—La comedia es verdad y dolor, como siempre decimos. Yo creo que cura, te quita muchos males y tristezas. La gente te da las gracias después de un actuación y te dicen que gracias por ayudarles a olvidarse de sus penas aunque fuera durante un rato y eso es muy bonito para cualquiera, que le digan algo así por hacer su trabajo y lo que le gusta.

—Cuando no la escuchamos en la radio la vemos sobre un escenario, ¿cómo se prepara una gala como esta?

—La gente no es consciente del tiempo que hay que dedicar a un evento así, y no lo digo por mí. Además hay que pensar que los cómicos que me van a acompañar lo hacen de forma altruista. Regalan dos días de su trabajo para una causa tan bonita como esta y es algo que hay que agradecer siempre. Por suerte, siempre que he llamado a alguien para que venga no me ha dicho que no, salvo que fuera porque por trabajo era incompatible. Eso habla muy bien de la profesión y mis compañeros.

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