Palabra, cuerpo y tempo en Entremeses de Cervantes

Negresco representa tres entremeses del escritor en el Festival de Otoño

06 oct 2017 / 09:20 H.

Pequeños, sencillos y, sobre todo, cómicos. Los entremeses de Cervantes son unos de los símbolos literarios más característicos del teatro del siglo de oro español y, ayer, la compañía teatral Negresco ofreció un espectáculo al más puro estilo cervantino en el Banco de España. “Entremeses de Cervantes” fue el título que recibió esta obra, que se desarrolló bajo la dirección de Miguel Ángel Karames y que, ayer, hizo su estreno absoluto ante un patio de butacas a rebosar. Una iniciativa enmarcada dentro del XVII Festival de Otoño de Jaén.

Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados es la obra de Miguel de Cervantes en la que esta compañía se basó para su número. Los entremeses eran funciones cortas que se representaban entre las diferentes jornadas de una comedia mayor y cuyo objetivo era el de divertir al público. Con carácter jocoso y burlesco, los entremeses de Cervantes sacan a la luz las flaquezas humanas con todas sus incongruencias de la forma más irónica y paródica, algo que desde Negresco reflejaron con total destreza en su representación. “Buscamos crear comedia, Cervantes es el rey de este género y nosotros tratamos de provocar la risa, que el público se ría y que lo pase bien”, subrayó Karames. Para crear esta obra, su director establece la gran diferencia que existe entre trabajar con el teatro psicológico o naturalista y hacerlo con el clásico, por lo que se basaron en técnicas muy corporales y con el tempo de la comedia, algo muy importante para dentro de este género dramático.

INTERPRETACIÓN. Cuando el escenario se iluminó, una decoración “de época” entró en escena y el público fijó sus ojos en las tablas, que serían rápidamente pisadas por los actores María Jesús Biedma, Carmen Gersol, Pedro Jiménez, Lola Martínez, Rafael Ochoa, David Pérez, Guerrero Santisteban, Antonio el Tabanco y Chema Trujillo. Un completo elenco de artistas que dieron vida a los entremeses cervantinos de “El juez de los divorcios”, donde parejas de matrimonios desavenidos desfilaron ante un juez para conseguir divorciarse de la manera más cómica posible; “Los habladores”, que se llenó de chistes y exageraciones sobre la valoración de la economía en una cháchara inagotable por parte y una fuerza brutal del lenguaje, y “El retablo de las maravillas”, una historia de engaños, donde los más astutos crean un ardid contra personajes bobos que no lograron ver a través de esa picardía. Un espectáculo que pronto llenó el ambiente de risas y carcajadas de todos los presentes.

En esta representación, Karames señala que se basaron en los pasos más clásicos de Cervantes, pero con pinceladas de actualidad. Una adaptación contemporánea que buscó deleitar al público con guiños, algunas chanzas y, sobre todo, teatro.