Mambré y mira al desfavorecido

El teatro Darymelia acogió la nueva edición de un festival solidario cuya recaudación se destina para Cáritas

18 may 2019 / 16:15 H.

Mambré. ¿Qué es? En los escritos bíblicos hace referencia al lugar donde Dios le contó a Abraham que su mujer, Sara, anciana como él, iba a darle un hijo. Un mensaje de esperanza que no está muy lejos de lo que se vivió ayer en el Darymelia, que acogió el Festival Solidario Mambré, que bajo el nombre “Yo soy misión en esta tierra” pretende echar un cable a los más desfavorecidos. A las ocho de la tarde comenzó el espectáculo, que trajo hasta las tablas del escenario a Migueli, ese cantautor cristiano que, entre otras cosillas, tiene eso de que es algo gamberro. Al menos, así se ha autodefinido él en ocasiones.

Con un álbum prácticamente recién salido del horno, Migueli en Libertad 8, el artista llevó hasta el Darymelia lo mejor de su repertorio para poner, como suele decirse, su granito de arena a esta buena causa. De esta forma, se trata de un cantante que siempre apostó por poner de relieve las pequeñas “injusticias” que se dan en el marco religioso. La verdad, toda una gesta que, poco a poco, sembrará el germen del cambio, algo que también fue protagonista en la tarde de ayer.

La entrada al teatro era libre. Eso sí, sobre la mesa estaba la oportunidad de dar un donativo a la salida del concierto. Todo lo que se recaudó fue a beneficio de Cáritas Jaén, como ha ocurrido otras veces en las que Mambré, un festival solidario sin parangón, recaló en la capital del Santo Reino. En otro orden de cosas, los jiennenses de Mabelé también se hicieron notar en el escenario del Darymelia. También muy ligados al ámbito religioso, casi hicieron caer los muros del teatro con sus sones. El público asistente gozó como nadie en una tarde en la que la música se hizo todavía más especial. ¿Por qué? Dicen que, cuando algo se hace, por un lado, con el corazón en el puño y, por otro, con la intención limpia, la música se torna a la magia más pura. Eso es exactamente lo que ocurrió una vez se cerraron las puertas del Darymelia. Allí, solo las tablas de un escenario donde arte y solidaridad se fundieron en uno solo. Y el público, sentado de forma ordenada en sus butacas. Un ambiente inigualable en una tarde para, además de disfrutar de la buena música, pensar en la situación que atraviesan aquellos que no tienen la misma suerte que la mayoría. De ahí viene la gran importancia de concienciar, de generar debate en torno a un asunto que, en muchas ocasiones, se silencia. Asimismo, se habló alto y claro sobre la pobreza, pero se hizo a través de las letras de las canciones y de las pretensiones de los allí presentes que, como si fueran solo uno, solo querían dar más que recibir, para que no se vislumbre un futuro tan oscuro.

Llegó el turno de El Árbol de Zaqueo, los terceros y últimos. No defraudaron, más bien todo lo contrario. Ya lo anunciaban en sus perfiles en redes. “Nos vemos en los árboles”, rezaba un mensaje. Así fue, con su música llevaron a los asistentes a otra dimensión, la de mirar al prójimo y tender la mano para, simple y llanamente, ayudar. Quedó claro, bastante. Una noche en la que se hizo carne la solidaridad de Jaén y de sus jiennenses, que miraron más que nunca hacia los necesitados.