La iglesia y la Plaza de San Bartolomé

Apoyada en los lienzos de muralla que cercaban la ciudad, la iglesia de San Bartolomé, del siglo XVI, es uno de los templos más antiguos de la capital jiennense y cuenta en su interior con piezas tan destacables como su maravilloso artesonado, un ejemplar retablo atribuido al gran Sebastián de Solís o la dieciochesca talla del Crucificado de la Expiración, de José de Medina, que cada Jueves Santo, desde hace ya más de una centuria, admira y emociona, a partes iguales, a quienes lo contemplan. Pero si resaltable es su contenido, la orilla que la envuelve no lo es menos. Sí, una recoleta, deforme plaza que invoca a los aromas con sus inquebrantables naranjos y que, acaso, evidencia como ninguna otra la llegada de la primavera. Rincón de recurrente veneración de la memoria, silencioso a veces, bullicioso otras, recinto sagrado y ágora pública figuran entre lo más granado del repertorio monumental de aquí y merecen un espacio acorde en estos “Sábados de Poesía” en los que Jaén se hace verso para, también, exaltar la belleza de la iglesia y de la Plaza de San Bartolomé.