El legendario Lagarto de la Magdalena

En la mitología universal el dragón es el mal, ese al que se enfrenta el bien, representado por el héroe, para acabar con él y, de paso, liberar de su fiereza a los atemorizados vecinos del lugar en cuestión. Incluso la iconografía cristiana lo representa bajo el leve peso de la Virgen, símbolo de su poder sobre Satán, o en lucha con arcángeles. Pero en Jaén, el dragón, sin despojarse de la citada simbología, convive cotidianamente en el imaginario local en forma más próxima, hasta el punto de que la leyenda de aquí lo reduce a lagarto. Una entrañable historia que incluso tiene eco en la toponimia jiennense con una empinada calle Reventón, en el barrio de San Juan, donde la tradición dice que cayó el reptil, muerte que otra versión sitúa en la actual “Ignacio Figueroa”, a manos de un preso. La sección poética de Diario JAÉN rinde hoy tributo al protagonista de esta historia, ya detenido en piedra sobre una fuente, desde mediados del siglo XX, en la Plaza de Santo Domingo, muy cerca de la iglesia de la Magdalena y del mítico raudal en el que, dicen, tenía su morada la terrible bestia.