El elegante clasismo de la Adoración de los Pastores

La Fundación Caja Rural expone en la capital un grabado de Rafael Morghen

29 nov 2019 / 11:02 H.
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Una obra sobre la Navidad que fue la semilla del Museo del Prado. En muy resumidas cuentas, es la historia del grabado Adoración de los Pastores, que se expone en la Fundación Caja Rural de Jaén. Se trata de una obra de Rafael Morghen, nacido en Nápoles en 1758 y fallecido en Florencia, en 1833, y que realizó según un original de Antonio Rafael Meng, de Bohemia, en 1728 y acabó sus días en Roma, en 1779. El grabado reproduce la pintura de la Adoración de los Pastores de Meng que actualmente se encuentra en el Museo del Prado y, precisamente, en su creación tuvo mucho que ver esta obra.

Fernando Carnicero, asesor para adquisición de la colección de la Fundación Caja Rural de Jaén, explica que la obra, dedicada a motivos navideños, es de una colección secundaria de la fundación frente a los de tema rural, representada por piezas de mayor envergadura, pero que también posee “cuerpo e interés”. El grabado forma parte del gran proyecto editorial Compañía para el grabado de los cuadros del Rey de España, de una época en la que estas imágenes solo se podían contemplar de forma privada y en “petit comité” en el Palacio Real. En el siglo XVIII, con el nacimiento del movimiento de la Ilustración, se promovió la idea y necesidad de “sacar el arte al público”, una forma de acercar la cultura al pueblo llano y que no estuviera solo a disposición de la aristocracia o burguesía de entonces. Así, este gran proyecto fue el primero dedicado a la reproducción de estas obras de arte y, para ello, intervinieron algunos de los mejores grabadores españoles y extranjeros de la época, entre los que se encontraba Rafael Morghen.

El artista, conocido en el siglo XVIII por sus series de reproducciones de Rafael, era un experimentado grabador y compartía el gusto por el clasismo, como al autor original de la obra, Meng. De esta forma, y con la intención de difundir las obras más allá de los ámbitos cortesanos, esta reproducción la realizó una de las primeras empresas de edición de grabado de la Academia de San Fernando. Fue un paso para la creación y apertura del Museo del Prado, con el objetivo de llevar el arte al público en general.

Para la Adoración de los Pastores se usó la técnica de aguafuerte y buril. “Técnicamente es sensacional e insuperable por que, además, refleja esa voluntad del siglo XVIII de conseguir una perfección, un desarrollo técnico extraordinario”, afirma el asesor de arte de la fundación. La composición, con la Virgen acunando el Niño, está rodeada por los pastores y ángeles, sombreados para dar más protagonismo a la Adoración, escena que da nombre a la obra. “Es pleno clasismo, tanto en la composición como en el carácter de las figuras, con un contraste de luces y sombras muy logrados”.

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