El boxeador Raúl Buendía presenta hoy “Dios va en taxi”

Su tercera obra es una novela profundamente humana que se sumerge en las conexiones invisibles, el peso de las decisiones y la certeza de que todos son, alguna vez, pasajeros del mismo viaje

05 nov 2025 / 09:32 H.
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LA ENTREVISTA

El escritor Raúl Buendía presenta esta misma tarde, en la Biblioteca Literaria Giennense, su tercera obra literaria “Dios va en taxi”, una novela profundamente humana que se sumerge en las conexiones invisibles, el peso de las decisiones y la certeza de que todos somos, alguna vez, pasajeros del mismo viaje, según informa Ana Lechuga. Dios va en taxi es una novela que se desarrolla en cualquier lugar de tu ciudad, con historias que le suceden a tus amigos, incluso te hará comprender que todas las vidas son una única, un millar de historias encadenadas entre si. Apasionante.

—¿Cómo nace esta historia?

—Soy deportista profesional, pero mi pasión es la literatura, y escribir siempre ha fluido en mi de manera muy natural. También soy un amante de la Filosofía, y me pareció un hilo conductor muy interesante que el narrador fuera alguien que asiste al presente de la ciudad, y quién mejor que un taxista, que no es el protagonista, sino el narrador, que de una manera realista pero fantástica, va uniendo las historias de personas que se van encontrando de una manera entrelazada y casual en esta sociedad. En la primera parte la novela está ambientada en Madrid y en la segunda, en las calles de mi ciudad, Jaén.

—¿Y qué es lo que descubre el observador-narrador?

—Cómo esas relaciones que a priori no tienen nada que ver unas con otras se van entrelazando y llegan a ser cardinales en la vida de cada uno de ellos. Hay una gran variedad de personajes, un collage de distintos seres que se entrelazan de una manera curiosa.

—¿Qué le gustaría que aprendiera el lector de su libro?

—En mi manera de escribir, lo que marco mucho es “doble yo” o el “yo íntimo” que tenemos todos, y que en muchísimas ocasiones está en desconexión con el otro. Tenemos esa careta, esa fachada, pero en el fondo nos cuesta conectar de una manera real con el prójimo, cuando en el fondo y en realidad lo que anhelamos es esa conexión, que verdaderamente es lo que nos hace felices. Me gustaría que el lector viera esa realidad en las líneas de mi novela.

—¿Existe una evolución entre su primera y su última novela?

—Si, sin duda. Estoy estudiando Filosofía en la UNED y es verdad que anteriormente tenía tendencia a escribir las ideas de manera más compleja. La filosofía me ha ayudado a escribir de una forma en la que se entiende todo más fácilmente. Además, estoy aprendiendo a comprender lo que más me interesa, que es el ser humano, y esa sensación de nihilismo en la que se vive hoy en día. La pérdida de identidad tan grande que la gente joven desgraciadamente tiene. Yo, que trabajo con ellos, veo que en muchos casos no tienen un horizonte donde asirse, no se sienten parte de un sistema, y viven en una sociedad muy abstracta.

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