El audiolibro más ingobernable

El alcalaíno Jorge B. Ortiz presenta su último trabajo y prepara la llegada de su primera novela corta

27 feb 2017 / 11:21 H.

Cuenta Enrique Abuín, prologuista del audiolibro Ángeles, que “quizás es este el momento de dejar de fingir.” Y es que, Jorge B. Ortíz, poeta de raíces alcalaínas afincado en Córdoba, lleva más de tres lustros de tránsito por el limbo que une sus momento de gloria con publicaciones de libros de poemas con otros preocupantes silencios literarios, pues quien lo conoce sabe que es un talentoso creador. 2017 parece ser el año en que el “Mágico González del verso”, como es apodado, deja de fingir y se consolida en el mundo de las letras.

Estos días presenta el audiolibro Ángeles, que toma el nombre de su madre, pero también el de su poema más aclamado y con más exito de crítica y que publicó en su anterior libro de poesía, La ley de la gravedad. “Es una obra en la que he trabajado los últimos cuatro años y de la que estoy muy satisfecho. Conmigo colaboran el bluesman Molina González, el guitarrista Pablo Fajardo, el grupo Alondra Galopa o amigos como Ventura Camacho”, explica Ortíz.

Pero este audiolibro, que ya ha paseado por Córdoba, Granada, Jaén o Madrid, no es el único proyecto del alcalaíno que verá la luz el presente año. También publicará, a finales de 2017, un libro de poemas e ilustraciones con el artista Juarma, “El cacique de Deifontes”, con el que trabaja desde hace más de tres años: “Es un proyecto en el que tanto Juarma como yo estamos muy ilusionados. Creo que va a gustar mucho a la gente”, asevera el poeta.

Asimismo, y he aquí el gran salto cualitativo de su literatura, Ortíz prepara el desembarco en la novela. “Para mí es una incursión en mis raíces, las de la familia de mi abuelo y a la española rural de principios de siglo XX. El marco de la acción es una carrera ciclista anual que despertaba mucho interés en Alcalá la Real y los pueblos de alrededor”, apostilla. Y es que el germen parte de una anécdota que su abuelo contó al joven Ortiz en su infancia y que, desde entonces, ha rondado en la mente de este entusiasta escritor. Una novela, por tanto, con la que, además de rendir tributo a su familia y a la tierra en la que, en parte, se desarrolló, le sirve para indagar en los agujeros truculentos de la historia en una época tan negra como fue la Guerra Civil Española, que tiene una importancia decisiva en el contexto del relato.

Ortiz, por tanto, se muestra ambicioso ante tanto proyecto literario entre manos y agradece el apoyo de los suyos, que es imprescindible, como él dice, para superar esos momentos de silencio en los que cae. Pese a todo mantiene los pies en el suelo, como escribe en Ángeles: “Fingimos ser estrellas y tenemos trabajos normales”. Al final, la vida es eso que pasa entre poema y poema.