Alberto Conejero, en el Olimpo del teatro

La Piedra Oscura, en la final de los “Max” con seis nominaciones y favorita

11 abr 2016 / 09:15 H.

Ya dijo que “en el teatro no hay metas”, pero lo cierto es que ha alcanzado el “Olimpo de las artes escénicas”. El vilcheño Alberto Conejero no para de cosechar éxitos con La Piedra Oscura, una pieza lorquiana sobre la memoria histórica que se representó en el Centro Dramático Nacional (CDN). Tras recibir el prestigioso Premio Ceres 2015 del Festival de Mérida y lograr dos galardones de los Premios de la Unión de Actores, la obra del dramaturgo jiennense, con seis candidaturas, se sitúa como una de las favoritas a los XIX Premios Max de las Artes Escénicas. Los finalistas a los llamados los “Goya” del teatro, que se entregarán el 25 de abril en el Circo Price, han sido seleccionados entre trescientas dos candidaturas de 111 espectáculos.

El desgarrador texto— prologado por el propio Ian Gibson— trae hasta el presente los últimos días de Rafael Rodríguez Rapún, el último “novio” de Lorca. “Con diálogo orquestado con maestría e inmensa ternura contenida”, La Piedra Oscura logra no solo la candidatura al Mejor Espectáculo de Teatro. También lo hace en la sección de Mejor Dirección de Escena (Pablo Messiez), Mejor Diseño de Espacio Escénico (Elisa Sanz), Mejor Diseño de Iluminación (Paloma Parra), Mejor Actor Protagonista (Daniel Grao) y Mejor Autoría Teatral, que recae directamente en Alberto Conejero.

La piedra oscura es una vibrante pieza sobre la memoria como espacio de justicia y sobre la necesidad de redención. Durante su primera temporada en el CDN agotó todas las entradas y, tras viajar hasta Moscú, donde fue puesta en escena, volvió a la capital madrileña y se encuentra de gira por diversos teatros españoles. “Su estreno en el CDN supuso ‘pasar una puerta’, como una ‘gran plaza’ para un dramaturgo. La respuesta fue tan generosa por parte de la crítica y de los espectadores que solo puedo dar las gracias”, dice el vilcheño, que añade que en La Piedra Oscura la vida de García Lorca sobrevuela la pieza aunque no es el tema principal de la obra, que versa sobre la biografía de Rafael Rodríguez Rapún, compañero del poeta durante los últimos años de su vida. “Es una obra sobre el encuentro con el otro, de la redención. Bajo mi punto de vista es un texto que nos ayuda a enfrentarnos a nuestro pasado más reciente como país, pero no desde un punto ‘revanchista’, sino para mirar el futuro desde una mirada más esperanzadora. Pese al tema dramático sobre el que versa, al final el espectador acaba emocionado y, en parte, reconciliado con lo que somos nosotros mismos como país”, manifiesta el dramaturgo. La obra, dirigida por Pablo Messiez y protagonizada por Daniel Grao y Nacho Sánchez, ha sido calificada por la crítica como “una joya de texto, de puesta en escena y de interpretación”. Paralelamente el vilcheño estrenó con éxito la pieza Rinconete y Cortadillo en los teatros del Canal de Madrid.