Jiennenses del Año 2022: Noaja, la garantía del sello familiar

El grupo cumple treinta y seis años en el complicado sector de la construcción con la calidad, la solidez y la credibilidad como marcas labradas en durante su trayectoria

22 may 2023 / 11:07 H.
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La historia comenzó en un municipio pequeño de Sierra Mágina, Noalejo, donde José Algar Torres consiguió labrarse un nombre a base de trabajo y seriedad. Pocos albañiles había en la comarca como él, un éxito que sumó tras otro y que inculcó a sus hijos desde que apenas levantaron un palmo del suelo. La autoconstrucción de viviendas dentro y fuera de su pueblo fue la principal fuente de una labor aplaudida por quienes tuvieron la suerte de elegirlo para alzar su hogar hasta que, un buen día, la segunda generación decidió dar un paso de gigante para empezar a caminar con el nombre de Noaja.

La empresa, un grupo inmobiliario con diversificación de servicios necesarios en la sociedad jiennense del siglo XXI, recibirá el 23 de junio el Premio Jiennense del Año 2022. Un jurado soberano, plural y representante de la sociedad civil eligió a esta firma señera como la galardonada en el apartado de Empresa por motivos que quedan sobradamente explicados en cada obra que salpica el paisaje de la provincia o de cualquier otro rincón en el que dejan su impronta.

José Algar Sampedro, el primogénito de cinco hermanos —desgraciadamente fallecido—, todos varones, fue el creador de esa marca que lleva impreso el nombre de Noalejo y de Jaén, una abreviatura valiosa a la que se unieron, poco a poco, sus hermanos Francisco, Juan y Rafael. César, el pequeño de la familia, decidió aplicarse a los libros y se decantó por la Arquitectura Técnica, lo que le permitió un puesto de trabajo en el Ayuntamiento de su municipio. Cierto es que sus padres, José Algar y María Torres Bolívar, colocaron una alfombra roja a sus hijos para que estudiaran y se labraran su propio futuro, pero los cuatro primeros optaron por continuar la senda marcada por el patriarca y aplicarse en un sector en el que empezaron desde lo más bajo, como peones de albañilería, hasta convertirse en promotores de edificios que, cuando eran pequeños, consideraban auténticos rascacielos.

No fue fácil. Hubo que sortear obstáculos propios de un día a día en el que aprieta la competencia, los precios apuran demasiado y el boom inmobiliario hace trizas las empresas. Sin embargo, Noaja siempre demostró capacidad de inventiva y creció, paradójicamente, al mismo tiempo que las crisis, a veces continuadas en el tiempo, derrumbaban auténticos imperios. Trabajo de pico y pala, seriedad, calidad y profesionalidad esconden las claves de un éxito tras otro en el que, no obstante, la familia nunca perdió la perspectiva. No hay más que conocer a los protagonistas de esta historia para darse cuenta de que son los mismos de siempre, que nada ha cambiado en una personalidad en la que impera la sencillez. El fallecimiento de su hermano José hizo que se incorporara a la compañía como socio su hijo, Rubén Algar Arriaza.

Con treinta y seis años cumplidos en el sector de la construcción, su impecable trayectoria fue fundamental para ganar en solidez y credibilidad. Su interés constante por garantizar un servicio de calidad hizo ganar confianza a cada uno de sus clientes y, de esta forma, poder llegar a ser una de las más importantes de la provincia, aunque también operan en lugares como Granada o Málaga. Noaja es sinónimo de garantía. Una excelente selección de proveedores y una cuidada plantilla de trabajadores, más de cincuenta directos, convierten a este grupo inmobiliario en un auténtico baluarte de la construcción y de la gestión residencial.

En Cambil estrenaron una experiencia de la que quedaron enamorados en 2010. Crearon una residencia de personas con discapacidad y empezaron a gestionarla con el mismo éxito de todo lo que tocan. La familia Algar continuó su expansión en este ámbito tan necesario actualmente y ya tienen centros de mayores en Andújar, Campillo de Arenas, Torredelcampo, Villanueva de la Reina y la capital. “Ser serios, cumplir con nuestros contratos y conseguir unas terminaciones de calidad forma parte de nuestro día a día”, dice Francisco Algar. Amén.

Jiennenses del Año 2022: Noaja, la garantía del sello familiar

Maribel Gutiérrez: “Nos dieron consejos y facilidades”

Son muchas las experiencias profesionales que puede contar la familia Algar. Hay obras inolvidables para ellos, de las que quedan en la mente para siempre, como aquella primera que alzaron en el Arco de San Lorenzo, el edificio Colón, Alminar, Borja, o residencias como Entrepinares del Mercadillo, en Cambil, y la del Colegio de Enfermería de Jaén. Una de las que dejaron impronta está ubicada en el Parque Empresarial Nuevo Jaén. Se trata de la fábrica Patatas Santo Reino, a la que la familia confió en 20014 una ampliación que hoy en día es santo y seña. Maribel Gutiérrez era, en aquel momento, la administradora de la empresa. Sólo puede hablar maravillas de Noaja.

“Nos veíamos en un momento decisivo porque íbamos a cambiar de instalaciones, un paso importantísimo para nosotros, que significaba darle un nuevo futuro a nuestra firma. La verdad es que no conocíamos a nadie y llegamos a ellos a través de Francisco de la Chica, ingeniero industrial. Hay veces que las recomendaciones te facilitan mucho la labor en algo tan complicado como es compaginar el trabajo del día a día con el traslado de una fábrica, de tal forma que tener a alguien en quien poder confiar plenamente fue fundamental”, subraya. Añade: “Hablar bien de ellos no me supone ni un mínimo esfuerzo porque todo fueron facilidades con ellos. Nos dieron buenos consejos y cuando terminamos la obra les dije que eran un buen ejemplo para el sector de la construcción”. Maribel Gutiérrez explica que aportaron ideas, les dieron buenos consejos y, sobre todo, la certeza de que Patatas Santo Reino estaba en buenas manos. “Esta familia ha dejado su sello impreso en nuestra fábrica, porque las instalaciones son preciosas y la gente nos felicita. Cada uno ha puesto su granito de arena y el de Noaja es fundamental”, manifiesta la empresaria.

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Pedro Expósito Chica: “Son gente responsable”

La empresa se llama Hermanos Expósito Chica, pero es conocida en toda la provincia como Hijos de Antonio Ciriaco. Se dedican a las excavaciones y al hormigón y tienen entre sus principales proveedores a Noaja. Uno de los propietarios, Pedro Expósito Chica, asegura que tienen una relación con los Algar Sampedro “magnífica”. “Empezamos a trabajar con ellos en 2005 y, desde entonces, no hemos parado. Son gente muy seria, responsable, una empresa muy fuerte, de las pocas buenas que tiene la provincia, y su compromiso con Jaén es grandísimo”, asegura. Subraya su labor como promotora y constructora y asegura que la fidelidad a proveedores como ellos es una de sus señas de identidad. “Nosotros trabajamos con ellos en un radio de acción de treinta y cinco kilómetros, por lo que llevamos a lugares como Jaén, Mengíbar, Mancha Real...”, indica Pedro Expósito. Añade: “Nunca hemos tenido un solo problema con ellos”.

Jiennenses del Año 2022: Noaja, la garantía del sello familiar

José Francisco Lendínez: “Es muy fácil ser amigos”

Fueron siete las empresas que se presentaron al concurso público para construir la residencia de mayores que tiene el Colegio de Enfermería en el Bulevar de Jaén. No es que fuese necesaria la convocatoria, pero, en aras de la transparencia, se tomó aquella acertada decisión. El presidente, José Francisco Lendínez Cobo, subraya que fue Noaja la que ganó aquella licitación sin que tuviera conocimiento de quién estaba detrás de aquella empresa. “Para mí fue todo un descubrimiento”, manifiesta. Fue en 2017. Primero construyeron el centro y, después, se quedaron con la gestión,. No había otra firma con la experiencia que tiene esta firma familiar con casi cuarenta años de trayectoria.

“Hoy en día tenemos una residencia que es modélica, incluso con listas de espera”, subraya el presidente del Colegio de Enfermería, quien recuerda que abrió sus puertas en un momento complicado, en febrero de 2020, justo antes de que estallara la pandemia del coronavirus.

“La gestión fue magnífica desde el principio. En un mes estaba ocupado ya el sesenta por ciento, cuando el proyecto de viabilidad preveía un cincuenta por ciento al año de creación”, indica. Hoy en día, es un referente para los enfermeros que son mayores y necesitan cuidados y atención personalizada, pero también para otros usuarios, una residencia que no tiene concierto público y que hay gente a la espera de poder entrar. “A raíz de este trabajo tan importante establecimos relación con los hermanos Algar, porque nosotros tenemos un control muy estricto del centro, de tal forma que nos reunimos mensualmente con Juan, que es el que lleva más la parte de las residencias en Noaja. Hoy somos amigos”, agrega José Francisco Lendínez, quien matiza: “La verdad es que es muy fácil serlo, porque son una gente extraordinaria, enamorados de su pueblo, cercanos, cariñosos y buena gente”. Compartió con los hermanos momentos tan importantes como el homenaje recibido por su padre en Cabra del Santo Cristo, en la entrega de los Premios Reino de Jaén, o el que le dieron al hermano José, a título póstumo, en Noalejo. “El Jiennense del Año es uno de los galardones de los que, objetivamente, mejor se han dado. Es muy meritorio, porque Noaja nació de la nada y han sido capaces de crecer incluso en tiempos de crisis”, subraya.

Jiennenses del año
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