Jiennenses del Año 2022: La Cofradía de El Abuelo, una hermadad para todos

La Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores recibirá el reconocimiento público de su tierra por el trabajo que realiza para unificar los sentimientos de todo un pueblo

29 may 2023 / 10:44 H.
Ver comentarios

Es uno de los colectivos religiosos más antiguos de la provincia, el que más fieles reúne en torno a un sentimiento, el que vela por la caridad y mantiene una vigilancia activa por un patrimonio cultural con un valor incalculable. La Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores recibirá, el próximo 23 de junio, el premio Jiennense del Año 2022 en el apartado de Sociedad, un reconocimiento a una hermandad de todos y para todos con una generosidad que, por supuesto, traspasa fronteras.

Cuentan los historiadores que se fundó en una fecha que nadie pudo documentar, aproximadamente entre el 5 de junio de 1588 y el 29 de abril de 1594. Los Padres Carmelitas Descalzos quisieron instaurar en el viejo Convento de San José la devoción por el Nazareno tan propia de esta Orden desde que, según la tradición, en 1588 la efigie de Jesús cargado con la cruz figurada en una pintura existente en el santuario de Segovia le habló a San Juan de la Cruz. Los religiosos, en unión con varios labradores del arrabal de la Puerta de Granada, recaudaron limosnas para hacerse con una imagen que colocaron en su iglesia y en torno a la que pronto prendió la devoción de los fieles, lo que dio lugar a la fundación de la cofradía. Es muy posible que se tomaran del convento de Baeza las ordenanzas de la hermandad allí establecida. Lo que sí se sabe es que el fundador fue Juan de Orozco Godoy. En un principio se denominó “Cofradía de la bienaventurada Santa Elena”, aunque también se conoció como “de las Cruces” o “de los Nazarenos”. ¿Por qué? Porque sus hermanos hacían penitencia caminando descalzos en la procesión de la madrugada del Viernes Santo, portando una pesada cruz al hombro y un ramal de esparto al cuello en señal de penitencia.

Tuvieron que pasar muchos años hasta llegar a convertirse en la “Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno”. En el siglo XVIII, la devoción había aumentado de tal manera que la acción conjunta de los Carmelitas Descalzos y la del colectivo cofrade hicieron que la imagen del Nazareno se asociara habitualmente a las celebraciones públicas de la ciudad, lo que difundió su renombre hasta que, en pleno siglo XIX, la cofradía acabó por convertirse en la más significativa de Jaén, con capacidad para integrar en sus filas a todas las clases sociales y alcanzar un especial carisma que todavía es perceptible.

Son muchas las juntas de gobierno que tuvo “El Abuelo”, como se conoce popularmente, a lo largo de una historia de crecimiento y de éxitos acumulados. El actual hermano mayor, Ricardo Cobo, asegura que son en torno a cuatro mil los cofrades que tiene en sus filas y, aunque el saldo de la población es negativo, con más defunciones que nacimientos, aquí va en aumento el número de fieles que cada año se acercan a la imagen de Nuestro Padre Jesús, el más querido por los jiennenses de toda la provincia, incluso de fuera. No hay más que acercarse al Camarín para comprobar la devoción sincera que despierta.

“La fe es hereditaria, pasa de generación en generación, lo tenemos comprobado”, admite Ricardo Cobo, feliz por el reconocimiento que recibirá la cofradía que dirige en su último año de mandato, un colofón perfecto que le llena de alegría y satisfacción. Son varios los hitos que el hermano mayor destaca, aunque el principal lo resume de esta manera: “Ser el patrimonio devocional indiscutible de Jaén, de la provincia y de Andalucía”.

Otro no menos importante consistió en la concesión de Medalla de Oro, en 1999, con José María Mariscal como hermano mayor, una distinción que trasciende lo puramente religioso. No hay que olvidar tampoco el traslado al Camarín, el 27 de noviembre de 2009, un hecho trascendental en la historia de la cofradía que significó un merecido regreso a casa. Recientemente, el 1 de mayo, la procesión en rogativa para que el cielo respondiera con lágrimas de alegría, en forma de lluvia, que hoy llenan los pantanos de esta bendita tierra.

Jiennenses del Año 2022: La Cofradía de El Abuelo, una hermadad para todos

Antonio Aranda: “La cofradía acerca la gente a dios”

Es el capellán de la cofradía y del santuario desde hace catorce años y vela por todos los fieles de una manera profunda y magistral. Antonio Aranda Calvo tiene entre sus principales y variadas funciones dirigir espiritualmente a la hermandad, una faceta religiosa esencial para aspirar a llegar a la fe sin desviaciones. “Evitar fallos y promover vida cristiana es mi misión básica, una de las finalidades propias de la cofradía que, por cierto, bastante bien”, subraya.

Imposible resulta abarcar a las cuatro mil almas que forman parte de la cofradía, pero para eso están esos círculos concéntricos con los que el capellán trabaja de una manera directa a través de la junta de gobierno y, de una forma más amplia, a través de la predicación de la novena y otras celebraciones religiosas en el templo en el que se veneran a las imágenes titulares, porque no sólo está Jesús, sino también Santa Marcela, Nuestra Señora de los Dolores y San Juan. “Las cofradías, como todo en la vida, se va conociendo en la medida en que vas tratándolas. Reconozco que, al principio, llegué con cierta frialdad, pero poco a poco me fui enamorando de lo que tengo entre manos y fui descubriendo muchas cosas positivas, porque a través de la cofradía hay mucha gente que se acerca a Dios, por lo que en este plano la cofradía es algo importante para la cristiandad”, expone Antonio Aranda. Destaca la peregrinación continua que hay al santuario: “Esto te llena y te da alegría y te dice que aquí hay algo que merece la pena”. Otro de los aspectos que subraya el sacerdote es el social: “La cofradía tiene una misión muy grande que se traduce en caridad, fraternidad en el mandato que Dios nos ha dado de querernos unos a otros y esto se hace en las colectas que va para obras de caridad”. Antonio Aranda no olvida el aspecto cultural, en connivencia perfecta con la fe, y por supuesto la dimensión popular en unos tiempos en los que lo religioso afianza a la gente en su territorio.

Jiennenses del Año 2022: La Cofradía de El Abuelo, una hermadad para todos

Sebastián Chico: “La Cofradía es un símbolo de Jaén”

El obispo de Jaén, Sebastián Chico, elogia la concesión del premio Jiennense del Año en el apartado de Sociedad: “La Cofradía de El Abuelo es un símbolo de esta ciudad. Ha custodiado, cuidado y dado veneración y culto al Jesús de los Descalzos a lo largo del tiempo y es merecedora de este Jiennense del Año. Su labor, tanto en el ámbito de religiosidad popular, como en el de la acción caritativa y social en la ciudad, subrayan un compromiso que hacen participe a la cofradía y a sus cofrades de la realidad de Jaén y fieles testigos de su historia”.

Jiennenses del Año 2022: La Cofradía de El Abuelo, una hermadad para todos

Isabel María Villar: “La labor social es clave”

Nuestro Padre Jesús Nazareno forma parte de su vida desde que nació y no concibe el día a día sin él. No hay semana que no acuda a su llamada, en el Camarín que lleva su nombre, una imagen por la que se desvive en silencio, como tiene que ser el sentimiento de un verdadero cofrade. Isabel María Villar Cañada, profesora de la Universidad de Jaén, elogia el trabajo que realiza la cofradía que recibirá, el 23 de junio, el premio Jiennense del Año, una hermandad que trabaja los trescientos sesenta y cinco días del año, así caigan chuzos de punta, aunque su expresión máxima se viva en la calle cada Madrugada del Viernes Santo en Jaén.

“Para mí Jesús forma parte de mi vida, es algo intrínseco a mi familia, a mi abuelo y a mi padre, de tal forma que tanto mi hermana como yo hemos crecido con la cofradía presente y con Jesús”, subraya. Recuerda que su padre, Prudencio Villar, fue hermano mayor, aunque antes también era promitente. “Todo es muy especial para mí, sobre todo la noche de la procesión, que mi madre nos llevaba de la mano para recoger a mi padre. Después, cuando nos hicimos más grandes, empezamos a participar de forma activa con una emoción que hay que vivir para poder expresarlo”, señala Isabel María Villar. Todo lo que le inculcaron en casa trata de que sus dos hijos lo tengan más que presente en un día a día en el que Jesús de los Descalzos les ilumina en el camino. Ella, además, fue pregonera en 2018 con un sentido discurso, en femenino, con el que pasa a formar parte de la galería de ilustres que cantaron con el corazón a “El Abuelo”. “Soy introvertida, no me gusta la exposición pública, pero la verdad es que fue para mí una oportunidad que tengo que agradecer mucho, porque significó poder exteriorizar todo lo que siento”, señala.

Su labor docente e investigadora le impiden estar todo lo que le gustaría junto a Nuestro Padre Jesús en una casa, el Camarín, que siente como suya. Participa todo lo que puede en los cultos y se alegra del reconocimiento que recibirá la cofradía: “Es muy importante porque visibiliza una labor que está oculta para la gente, porque se quedan en lo superficial o en lo externo, pero la labor social es fundamental, no tiene sentido todo lo demás si no se partiese de esa ayuda a los necesitados”. Amén.

Jiennenses del año
set (1 = 1)