La vida a la sombra del volcán Mayon: amenaza y oportunidad

Conocido por ser un cono perfecto, es uno de los 37 activos en las Filipinas

26 may 2016 / 10:00 H.

Impresiona solo verlo desde el aire a través de la minúscula ventanilla del avión cuando se está a punto de aterrizar en Legazpi. Pero nada comparable con su contemplación cuando se pone un pie en tierra. Hechiza a quien lo contempla desde cualquiera de sus perspectivas. Tal vez por su forma absolutamente simétrica —uno de los motivos al que se debe su fama mundial—, o por esa relación del hombre con la naturaleza y sus peligros, ya que son miles de vidas las que han perecido en sus erupciones. El caso es que cuesta apartar la vista del volcán Mayon y uno no se cansa de mirarlo y remirarlo. Un atractivo turístico natural que, a su vez, supone una amenaza cierta, ya que no se sabe ni el día ni la hora de la próxima erupción. Los lugareños viven con esa incertidumbre y no dudan de que la habrá. Mientras tanto, viven a su sombra y se benefician de un sector turístico floreciente surgido a la sombra de ese cono perfecto que es el Mayon, nombre proveniente de Daragang Magayon (bella dama), tras el que se oculta una hermosa historia de amores no logrados.

El archipiélago filipino está formado por más de 7.100 islas y el origen de la mayoría de estas es volcánico. Hay 37 volcanes, de los cuales 18 se consideran activos en la actualidad. El más conocido es el Mayon —al que también se denomina Monte Mayon—. Está en Luzón, en la región de Bicol, en la provincia de Albay. Se ubica entre los municipios de Camalig, Daragaa, Guinobatan, Legazpi, Ligao, Malilipot, Santo Domingo y Tabaco. Alcanza una altura de 2.463 metros sobre el nivel del mar. Desde el año 1938, el volcán y su entorno cuentan con la protección como Parque Nacional y, en 2000, se fijó como Parque Natural.

El Mayon es uno de los volcanes más activos de cuantos hay en las Filipinas. Lo demuestra el hecho de que en los últimos 400 años haya entrado en erupción medio centenar de ocasiones. De hecho, en el año 1616 fue la primera ocasión registrada, por el explorador holandés Joris Van Spi. En el año 1814 tuvo lugar una de las más devastadoras de cuantas se tiene constancia. Fue el 1 de febrero de 1814. La fuerte erupción acabó con la ciudad de Cagsawa, que quedó enterrada por las cenizas —hasta 9 metros—. Algunas fuentes de la época, cifran en 2.200 el número de personas que perecieron entonces, aunque otras estimaciones rebajan la cifra hasta las 1.200.

Los periodistas de Diario JAÉN pudieron visitar las ruinas de Cagsawa, uno de los destinos turísticos más frecuentados en la provincia de Albay. Está a unos ochos kilómetros de Legazpi, trayecto que se puede realizar fácilmente en jeepney por un precio de unos 10 pesos por persona —20 céntimos de euro—. El transporte público no llega hasta las ruinas, por lo que hay que recorrer a pie alrededor de un kilómetro. Pero el lugar merece la pena por las impresionantes vistas del Mayon. El campanario de la desolada iglesia de esta población desaparecida preside las ruinas. El color negro de la tierra volcánica domina el paisaje. Algunas placas rememoran la tragedia de comienzos del XIX. El lugar es un continuo ir y venir de turistas que buscan la mejor fotografía. Aguardan pacientemente a que las nubes se retiren del cráter y, una vez que esto ocurre, posan de múltiples formas interactuando con el volcán, al igual que hacen los visitantes de la italiana Pisa con su famosa torre.

Una de las erupciones más recientes ocurrió el 7 de mayo de 2013. Tan solo duró 73 segundos, pero bastó para acabar con la vida de cinco escaladores: tres alemanes, un español residente en el país germano y el guía filipino. Traumatismos y asfixia fueron los resultados de la autopsia. En las horas previas, no se registró actividad sísmica alguna ni indicio que advirtiera lo que iba a ocurrir.

El volcán es vigilado regularmente desde la cumbre del Lignon Hill, en Legazpi, colina que a su vez es todo un atractivo turístico. Preside el municipio y posee unas vistas espectaculares del casco urbano, del mar y, cómo no, del Mayon. Tirolinas y puentes colgantes para los más atrevidos, así como zona de recreo completan la oferta de este espacio.

Muy cerca de Legazpi, capital de la provincia del Albay, se ubica Donsol. En sus costas se puede vivir una atractiva experiencia. Durante casi todos los días del año es posible observar, e incluso nadar con ejemplares adultos de tiburón ballena. Para llevar a cabo el avistamiento de estos grandes peces hay que embarcarse. Según los expertos de la fauna marina en el ámbito mundial, las aguas de Donsol son el mejor lugar del planeta para el avistamiento del tiburón ballena. El mejor momento para contemplan estos ejemplares marinos son las horas posteriores a la salida del sol.