La puerta de Andalucía

Situada en la Comarca Norte de Jaén abriga cultura y gran riqueza paisajística

10 mar 2016 / 09:20 H.

Hablar de Andalucía pasa, de forma irremediable, por Despeñaperros, imponente desfiladero de acceso a una comunidad autónoma de contrastes. Pero, antes de adentrarse en una tierra bañada por el sol y el agua fresca del Guadalquivir, es obligado detenerse en la gran fonda que es Santa Elena, la puerta de bienvenida, no solo por su ubicación, sino por la singularidad de sus gentes, habituadas a la hospitalidad y a hacer del viajero un amigo para siempre. En el límite del mar de olivos, es uno de los pocos municipios de Jaén que no tiene una eminente vocación agrícola. Sus tesoros residen en el aprovechamiento del poder cinegético, de la economía ganadera, de su monte y, sobre todo, de su imponente Parque Natural de Despeñaperros. Su vegetación de pinos, encinas, alcornoques, robles y jaras; además de una gran riqueza faunística y de unos paisajes impresionantes, conquista a quien lo conoce.

Esconde maravillas como el Paraje de Los Órganos, declarado Monumento Natural de Andalucía, muy próximo a otro gran reclamo, como es el santuario ibérico del Collado de Los Jardines. La travesía de la autovía de Andalucía por su término municipal ha permitido desarrollar una destacada oferta hotelera de gran importancia turística y medioambiental, con gran demanda. Sin olvidar el interés cultural, que se centra en las importantes pinturas rupestres de las Cuevas de Los Muñecos. De la Prehistoria Santa Elena guarda testimonios excepcionales, un conjunto de pinturas rupestres, esquemáticas y seminaturales. Están localizadas en el abrigo de Despeñaperros y destacan las de las Cueva de Vacas del Retamoso, en el paraje de los Órganos, y las de las Cuevas del Santo. Pero ser ciudad de paso no le hace perder sus raíces y tradiciones, fielmente defendidas por la Cofradía de la Emperatriz de Santa Elena, excelsa patrona que le da nombre. Santa Elena tiene unos mil habitantes y prácticamente lamitad pertenece a la congregación de fieles, un dato que deja entrever la devoción de un pueblo con memoria que trabaja por preservar sus tradiciones. Un amor que traspasa fronteras y que se materializa cada 18 de agosto, cuando sale en procesión por la calles del municipio. No hay un día más grande que ese.