“Cruzcampo’ la cerveza andaluza que cuenta con los cromosomas de aquí”
Antonio negrillo Poeta jiennense |

“Es curioso. Lo primero que recuerdo de la cerveza es que cuando jugábamos a las chapas, eran las únicas que no tenían valor. Había tantas y era tan fácil encontrarlas, que ningún niño doblaba su espina para cogerlas del suelo. La cerveza estaba presente en todas las tiendas, bares y casas de Jaén y toda su provincia.

En 1928, los hermanos Puga Cobos junto a un grupo de empresarios jerezanos pusieron en marcha la nueva fábrica de hielo y cerveza. La plantilla inicial era de apenas una veintena de empleados. El 22 de abril de 1928, fue el primer día de reparto. Se facturaron 1.168 pesetas en la capital y 4.674 pesetas en el resto de la provincia. Tengo aquí la lista con los pedidos que se sirvieron aquel día en la capital, en el mismo orden la leo: Casa Gorrión, Ideal Bar, Cafetería y Cervecería España, Bar Principal, Cervecería El Carmen, Bar Cortijo y Casa Fidela, un prostíbulo ubicado por aquel entonces en la Plaza de Santiago.

Entre pedidos, envases, barriles, y no pocas fatigas, pero siempre en constante crecimiento de producción y de facturaciones. Pasaron los años, y fue en 1961 cuando se abrió la nueva factoría de La Imora, un lugar muy cercano a la capital y famoso por la calidad del agua que abundantemente corre por sus subterráneos.

Es en ese mismo año cuando salen a la venta el famoso biscúter y la primera cerveza sin alcohol que se comercializaba solo en barriles. En febrero de 1964 se hace cargo de la gerencia don Antonio Trujillo García. La etapa de este nuevo gerente, que se prolongará hasta marzo de 1992, supondría la definitiva consolidación de aquella empresa como una de las más productivas dentro del tejido empresarial de la provincia.

Resuelto él porque había tantas chapas de aquella cerveza. El siguiente paso era descubrir y probar el contenido de una de sus botellas. Fue en la celebración de la Primera Comunión de uno de mis primos. Sin que se dieran cuenta los mayores, cogimos de la mesa un “biscúter” y salimos corriendo al patio. Allí, en el rincón más alejado de la entrada y con la cerveza saliéndonos por la nariz, descubrimos el amargo sabor de una nueva incógnita. ¿A qué diablos sabe esto? Tras unos minutos de escupitajos y todavía con los ojos rojos como tomates, nos hicimos la promesa de que nunca jamás volveríamos a probar de nuevo aquel asqueroso brebaje.

No recuerdo el día que decidí romper con aquella promesa, pero estoy seguro de que fue en la Tasca los Amigos. Un lugar donde nos reuníamos las tardes de los domingos a ver el fútbol, a tomarnos unas cañas y a comernos uno de esos bocadillos de caballa o de atún, con musa. En el año 1985, la cervecera sevillana “La Cruz del Campo” la más comercializada de las cervezas andaluzas, se hace cargo de la fábrica de La Imora. Los maestros cerveceros de “Cruzcampo” mejoran, aún más si cabe, la calidad de la cerveza que sale de la factoría jiennense, se aumenta la producción y se modernizan máquinas de envasado y almacenamiento.

En 1991 el Grupo Cruzcampo es comprado por Guinnes, que en 1999 lo vende a la actual propietaria, la holandesa Heineken.

Si los maestros cerveceros son el verbo en la creación de la cerveza, los camareros y los hosteleros son el sujeto activo que complementa y finaliza la intención. Que no es otra, que la de que ustedes disfruten del sabor de una buena cerveza.

Es curioso, cuando de niños jugábamos en las calles a las chapas, había unas que tenían el dibujo de lo que nosotros creíamos que era un duende bebiendo, y precisamente aquellas chapas eran de las más valiosas que podíamos encontrar. Tiempo después descubrí que el duende era Gambrinus, el de la cerveza Cruzcampo”.