Un “Seseña” entre olivos
La Junta detecta irregularidades en un cementerio de neumáticos usados en Jabalquinto, que no tiene licencia



El incendio declarado hace ahora una semana en el vertedero ilegal de neumáticos de Seseña, en Toledo, ha hecho saltar todas las alarmas. El gigantesco cementerio de caucho, que lleva ardiendo siete días y que obligó a desalojar a unas 6.000 personas, es el más grande de España, pero no es el único. Aquí, en Jaén, también hay un vertedero que se encuentra en el punto de mira de la Administración por supuestas irregularidades. Está ubicado en el paraje de “El Llano”, dentro del término municipal de Jabalquinto, pero a apenas un kilómetro y medio en línea recta del núcleo urbano de Mengíbar. Allí, en un enorme descampado rodeado de olivos, se amontonan miles de ruedas de todos los tamaños —algunas tienen cerca de dos metros de diámetro—. Una fortaleza de caucho que supone un riesgo potencial para los vecinos y también para el rico ecosistema de la zona. De hecho, la Delegación de Medio Ambiente le acaba de abrir un expediente sancionador a la empresa que gestiona este almacén de neumáticos usados por incumplir la normativa y por carecer, incluso, de la licencia de apertura.
No es difícil llegar a este cementerio de neumáticos usados. Se accede desde la antigua carretera nacional 323, a través de un camino rural. Poco antes de llegar a la frágil alambrada que sirve de protección, hay un cartel que avisa de que el carril es de uso particular. No hay ni un alma en la zona. Tan solo tres perros vigilan unas instalaciones a las que se puede entrar con facilidad. Hace mucho calor y el sol recalienta la goma negra de las ruedas, amontonadas sin orden ni concierto en una parcela de considerables proporciones. El característico olor a caucho inunda el lugar. “Empezaron a meter neumáticos allí en 1999 o en 2000. Al menos, eso dice la gente del pueblo”, explica el alcalde de Jabalquinto, Pedro López Lérida. Y añade: “Nos consta que hubo una petición en el Ayuntamiento para solicitar una licencia de actividad. Le dijimos que tenía que cumplir unas determinadas condiciones de acuerdo con la normativa vigente. Nunca más supimos algo. Ese vertedero no tiene permiso alguno, al menos por nuestra parte”, señala el máximo responsable municipal. De hecho, el Ayuntamiento de Jabalquinto ha pedido “auxilio” a la Delegación Territorial de Medio Ambiente para tratar de buscar una solución a la situación de este vertedero.
Por su parte, la Junta confirma que los técnicos y los agentes de la Unidad Adscrita de la Policía han levantado diversas actas de infracción, que han acabado en expedientes sancionadores. Fuentes oficiales de la Administración autonómica aclaran que, en el año 2014, los inspectores giraron visita al vertedero de Jabalquinto. Detectaron diversas irregularidades. Entre las más significativas estaban la ausencia de un vallado perimetral, la falta de medidas de seguridad preventivas para evitar un incendio y la carencia de la licencia municipal de actividad y la autorización de Medio Ambiente para gestionar esta clase de residuos.
Ese expediente terminó en la imposición de una sanción económica —cuya cuantía no ha sido desvelada— y que fue pagada por la empresa en cuestión, tal y como ratifica la Junta. Además, también se obligó al propietario a adoptar una serie de medidas correctoras para poder mantener ese almacén. La primera y principal era obtener “la autorización por el órgano ambiental competente”. Igualmente, se le exigió un plan de seguridad y de autoprotección para casos de emergencia y una retirada de neumáticos, pues se constató que había muchas más toneladas de las permitidas. Otra de las deficiencias detectadas tiene que ver con la gestión de los residuos. Faltaba un registro documental sobre el origen, el tratamiento, los medios de transportes y el destino de los neumáticos almacenados.
Para poder cumplir esos requisitos, el propietario solicitó a Medio Ambiente una moratoria de 18 meses. Ese plazo ya ha vencido. Así que los técnicos de la Junta volvieron al cementerio de neumáticos usados de Jabalquinto el pasado 4 de mayo —nueve días antes del incendio de Seseña—. Después de inspeccionar las montañas de ruedas apiladas y de revisar la documentación aportada por la empresa, llegaron a la conclusión de que no se habían adoptado las medidas correctoras propuestas. Así que le incoaron un nuevo expediente sancionador por los mismos motivos que el abierto en 2014.
Agentes de la Unidad de la Policía Nacional Adscrita a la Junta y del Seprona que han visitado ese vertedero señalan su especial peligrosidad. Los expertos coinciden en varios factores: el primero es la cercanía con el municipio de Mengíbar. Las mediciones apuntan a que el núcleo urbano está situado a apenas un kilómetro y medio de las pilas de caucho. “Si se produjera un incendio, habría que desalojar a un pueblo entero por la nube tóxica que se generaría”, explican.
Sin embargo, las consecuencias más graves serían para el medio ambiente. La orilla del río Guadalquivir se encuentra a apenas 200 metros de las ruedas, por lo que cualquier incidente afectaría directamente al ecosistema de la ribera.
Pedro López Lérida, el alcalde de Jabalquinto, no esconde su preocupación por este “Seseña” entre los olivos. También el alcalde de Mengíbar, Juan Bravo, muestra su inquietud y también pide ayuda a la Junta de Andalucía, al tiempo que reclama más contundencia a la autoridad municipal jabalquinteña. Diario JAÉN intentó, sin éxito, conocer la versión del propietario del vertedero.

El de Jabalquinto no es el único almacén de neumáticos usados que existe en la provincia. Hay otro cementerio similar, aunque más pequeño, en un solar ubicado en el paraje de Grañena, en la antigua Nacional 323, muy cerca del Centro Penitenciario de Jaén. Sobre este almacén no constan denuncias en la Delegación Provincial de Medio Ambiente, tal y como confirman las fuentes oficiales de la Junta de Andalucía consultadas por Diario JAÉN.