Necrofilia, no; enfermedad social
La profanación de dos tumbas en el cementerio de Andújar, desató en las redes sociales otra antología más de disparates, por ese vicio cibernético de ser los primeros en “copiar, subir y compartir”. Les recomiendo bajarse la aplicación gratis del Diccionario de la RAE; al menos no desbarrarían. Y tratándose de Twitter, peor pues con hashtags previos difunden barbaridades. En el suceso de Andújar, más frecuente y viejo de lo que se cree en todo el mundo, he alucinado leyendo hashtags como estos: “ #necrofiliapastillabotellon, #subidonencementerio o #montarseloentumbas”. Según Eric Fromm no solo estamos ante un delito de depravado instinto sexual, sino de una enfermedad , “carencia de amor“, que les hace buscarlo en los cementerios, siguiendo la teoría del gran Lovercraft: “ No está muerto lo que puede yacer eternamente”. Este escritor se introdujo un tiempo en grupos de jóvenes, llamados “góticos”, quienes, buscaron dar carta de identidad a su “Teoría de la Tierra Hueca”. Al final, solo bravuconadas de una manada de cachorros que, puestos hasta el cuello de todo, pierden el miedo con la pastilla de diseño a diez euros, y, envalentonados, se atreven hasta a entrar en cementerios y bailar con los muertos.