¿Nuevos Pactos de la Moncloa?

16 abr 2020 / 11:57 H.

Cuando estalló la Gran Recesión, la primera de este siglo, allá por 2008, ya me mostré partidario de tratar de alcanzar un gran acuerdo global entre todos los partidos políticos del arco parlamentario y los agentes económicos y sociales (patronal y sindicatos). En aquellos momentos el PIB creció un 1,1 por 100 en 2008 y cayó hasta el -3,6 por 100 en 2009; por su parte, el desempleo aumentó en 1.100.000 personas entre el cuarto trimestre de 2008 y el mismo de 2009. El deterioro de la economía española justificaba, a mi juicio sobradamente, el llegar a un gran acuerdo nacional, superando las legítimas posiciones partidistas, para salvar la situación y relanzar el país. Como todo el mundo sabe, el acuerdo no fue posible —ni tan siquiera se intentó— y el precio que tuvimos que pagar fue excesivamente alto: entre los cuartos trimestres de 2007 y de 2013 se perdieron 3.852.000 ocupados (datos EPA) y se generaron 4.079.000 parados. Doce años después del comienzo de aquella crisis todavía seguimos pagando la factura, con un paro de 3.230.600 personas al finalizar 2019, con una deuda pública que se aproxima al 100 por 100 del PIB (más de un billón de euros, en concreto, 1.188.862 millones de euros), un déficit público difícil de controlar y un sistema de la Seguridad Social profundamente deficitario e incapaz de hacer frente por sí mismo al pago de las pensiones (la “hucha” está dilapidada). En 2020 la situación es, si cabe, aún peor.

El martes, 14 de abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo públicas sus tradicionales previsiones de primavera sobre la economía mundial. En el caso de España, la previsión es de que el PIB caiga en 2020 un 8 por 100, es decir, una evolución negativa de nueve puntos porcentuales, tras descontar el punto que se preveía que creciera antes de la pandemia, eso siempre que la paralización de la economía no se prolongue más de tres meses (tres puntos de reducción del PIB por cada mes de confinamiento y de hibernación económica). El desempleo, por su parte, se elevará hasta el 20,8 por 100 de la población activa (2019 se cerró con una tasa de paro del 13,9 por 100), según las estimaciones del FMI. Un crack económico de semejante dimensión y generado en tan corto espacio de tiempo, es difícil de encontrar en los últimos 100 años de la economía mundial y, por supuesto, en la española. Consecuentemente, ahora más que nunca es necesario un gran acuerdo para la reconstrucción y posterior recuperación y relanzamiento de la economía española tras la pandemia del coronavirus.

Se viene diciendo, y es verdad, que nada tiene que ver el año 1977, en que se suscribieron los Pactos de la Moncloa, y el año 2020, en que tenemos un sistema político democrático y una economía de mercado perfectamente asentados. Entonces España se encontraba saliendo de un largo período de aislamiento político y económico, con una dictadura agonizante y con tasas de inflación y de déficit de la balanza de pagos realmente importantes. Asimismo, España todavía no tenía una Constitución democrática ni había entrado en la Unión Europea. Hoy la situación es muy diferente (no es necesario extenderse en ello). No obstante, sí que hay un elemento común: la profundidad de la crisis económica. ¿Podemos aprender y traer al presente algo de lo que entonces, octubre de 1977, se hizo? Creo que sí:

a) La crisis económica, entonces como ahora, constituye un problema político fundamental. Este enfoque político es el que obliga a encontrar soluciones en las que participen todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria, así como patronal y sindicatos.

b) Se requiere un diagnóstico compartido de la crisis, así como de las medidas para afrontarla, siendo al gobierno al que corresponde elaborarlo, para posteriormente discutirlo con los partidos políticos. Así se hizo entonces y así se debería hacer en 2020.

c) El convencimiento más profundo de los Pactos de la Moncloa era el de que todos los males de la situación crítica que padecía la economía española, no tendrían remedio si no se empezaba por restablecer los equilibrios económicos. Ahora, igual que entonces, se requerirán políticas de ajuste económico, tales como la lucha contra el desempleo, el déficit público y la deuda pública (entonces eran, además, la inflación y el desequilibrio exterior).

d) El núcleo central del “Acuerdo para la reconstrucción nacional” sería un conjunto de políticas de reforma, igual que en 1977, que permitan un reparto equitativo de los costes de la crisis, la reestructuración productiva de los sectores económicos, la continuidad de la sociedad del bienestar que se había alcanzado y la reubicación de la economía española en el nuevo panorama mundial que emergerá tras la pandemia.

¿Será posible avanzar por esta senda? En 1977 se consiguió que lo suscribieran desde la Alianza Popular de Manuel Fraga hasta el Partido Comunista de Santiago Carrillo y, por supuesto, todo el arco parlamentario. Hoy es evidente que nadie pude ser optimista sobre la posibilidad de alcanzar un gran acuerdo de forma inminente. Ni la oposición parece estar por la labor, ni el Gobierno está poniendo las bases para que ello sea posible. No obstante, hay que insistir en que ese debe ser el camino. Hoy decimos: “Si nos quedamos en casa, entre todos venceremos al coronavirus”. También deberemos empezar a internalizar y repetir: “Si nos ponemos todos de acuerdo, venceremos a la crisis económica generada por el coronavirus”. Terminamos parafraseando al poeta, novelista, dramaturgo y cineasta francés Jean Cocteau: “Lo consiguieron porque no sabían que era imposible”.