Magnolias, campanillas y el amor de toda Jaén

Cientos de jiennenses acompañan a la procesión del Corpus Christi por las calles de Jaén capital, donde se vivieron momentos de emoción y ternura

24 jun 2019 / 08:41 H.

Unas tiernas manos sujetaban unas magnolias a las puertas de la Catedral. A pesar de la belleza de esta flor, parecía que el perfume que desprendía no convenció del todo a los pequeños que las portaban. De vez en cuando, se pellizcaban la nariz intentando escapar del olor entre risas. Pero el destino de esas flores buscaba mucho más que aguardar en las manos de los niños. Con la Custodia del Corpus Christi de Jaén recibiendo los últimos rayos de luz de la mañana, el obispo, Amadeo Rodríguez, con especial delicadeza, se acercó a ellos y, casi con reverencia, colocó algunas sobre la custodia, completando, así, el adorno floral del plateado altar.

Tras esto, la custodia se dispuso a comenzar el camino que esperaron y siguieron cientos de jiennenses por el centro de la capital. La plaza de Santa María, repleta de fieles, observó con especial atención el momento en el que la custodia pisó la colorida alfombra que este año se creó frente a las puertas de la Catedral. Este año, inspirada en el Año de la Misión de la Diócesis de Jaén. Un tímido aplauso se levantó en el momento en el que la alcanzó. La comitiva, compuesta por representantes de las diferentes cofradías y de instituciones públicas, pequeños con sus trajes de comunión y cerca de una treintena de sacerdotes, discurrió con alegría por la capital, pasando por la calle Carrera de Jesús, donde la esperaba otra preciosa alfombra que la adornaba. Fue sobre las doce del mediodía cuando la custodia entró en esta famosa calle de la capital y, a esta hora, el sol de un recién estrenado verano ya empezaba a “apretar” con fuerza. Tanto es así, que se dio una curiosa respuesta del pueblo de Jaén ante la situación. Ni un alma se atrevió a ver la procesión del Corpus en la acera donde daba el sol, quedando un lado de la calle totalmente abandonado mientras que, su “vecino de enfrente” estaba abarrotado de jiennenses que huían del calor.

Eso sí, en Jaén, ya sea entre charcos y chaparrones repentinos (como ocurrió en Semana Santa) o con un sol que bien podría acabar con toda la trama de los “caminantes blancos”, la devoción hace que el pueblo se eche a las calles con paraguas o una gorra muy bien apañada. Y el Corpus Christi lo demostró una vez más. La misa que se celebró antes de la procesión de la custodia ya dio algunas “pistas” de esto, pues a pesar de los muchos asientos de más que se pusieron en las naves del templo, no quedó ni uno solo libre. Si fuera un hotel, habría colgado el cartel de “completo”.

En la misa, presidida por el obispo de Jaén, se hizo hincapié en la Carta Pastoral. “Hoy es nuestro día, porque puso el Señor en nuestra manos el sacrificio eucarístico en favor del pueblo santo de Dios”, comenzó en la homilía. Así, durante su discurso resaltó la importancia del servicio a Jesús y del cirineo que “siempre va oculto a su lado” y con el que deseó que todos se identificasen. “Celebramos este acontecimiento, una de las grandes solemnidades en la vida de la iglesia, el día del Corpus Christi, el día del Cuerpo de Cristo. El cuerpo entregado y la sangre derramada de Cristo en favor nuestro. Porque nada sucede en la vida de Cristo si no es por y para nosotros”, dijo Amadeo Rodríguez.

Mientras tanto, en el lateral de la Catedral de Santa María, cinco altares paraban los pasos de todos los jiennenses que transitaban por la calle. Y no era para menos. Creados con los elementos más característicos del Día del Corpus conjugados con la tradición jiennense y la artesanía se mostraron como una ventana al corazón de la devoción “jaenera”. Juan Antonio Gómez Rollo y su hermana, Mari Carmen, estrenaron su altar este año. “Nuestra familia siente y vive todas las tradiciones de Jaén. Las llevamos inculcadas desde pequeñitos”, comentó. Junto a él, con mucha más tradición, el altar de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, acompañado toda la mañana por las juventudes de la hermandad. La Agrupación de Cofradías de Jaén también montó un precioso altar con dos ángeles flanqueando el ostensorio dorado que coronaba la estructura. En el centro, la simbología se completó con el Cordero de Dios. Algo más abajo, uno resuelto grupo de jóvenes mostró orgulloso su altar, junto al que durmieron durante toda la noche del sábado al domingo. El Grupo de Devotos Sagrada Coronación de Espinas está formado por unos 60 jóvenes y este es el segundo año que presentan su composición durante el día del Corpus. La Asociación Juvenil de Nuestro Padre de Jesús de la Salud también desearon participar en este día tan importante para la devoción jiennense y estrenó un bonito altar que, según comentaron, se podrá volver a ver el año que viene.