La mayoría de las familias “no puede” vivir sin la tecnología
El 80% de los ciudadanos considera necesario el móvil para su rutina diaria

Los niños vienen con un pan bajo el brazo”. La popular frase parece que se ha quedado guardada en el “baúl de los recuerdos” porque los bebés, como se bromea cada vez con más frecuencia, llegan ya con “un móvil” debajo del brazo. Y es que los hogares “no saben” vivir sin las nuevas tecnologías. Lo confirma el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en su último barómetro, en el que pone de manifiesto que casi el 80% de las personas considera necesario para su vida cotidiana el uso de estos aparatos. El estudio, además, revela que el 92% de los encuestados ha utilizado el teléfono en los últimos 6 meses y que el 32,5% lo usa continuamente. “Varias veces al día” lo utiliza el 41,7%.
Que se rompa el móvil, hoy en día, es motivo de “alarma” para la mayoría y si se deja olvidado en casa, por ejemplo, una razón para “desesperarse”. El “enganche” no lo ocasiona el hecho de poder realizar llamadas o mandar SMS. Eso, más bien, comenzó a pasar “a la historia”. Padres, hijos y abuelos utilizan estos aparatos, muy a menudo, para mantenerse en contacto con otras personas o grupos de amigos, familiares u otros colectivos a través de aplicaciones como Whatsapp y para buscar información por internet. Incluso cada vez son más los “adictos” que realizan las gestiones a través de este objeto, que coge en el bolsillo. Así, el 44,3% reconoce estar conectado, continuamente, a Whatsapp y el 41,7%, varias veces al día. Además, las redes sociales virtuales, como Facebook, Twitter o Linkedln, son vistas a menudo por casi un 27% de los ciudadanos. De igual manera, el 24,5% de los encuestados asegura que está todo el día pendiente del ordenador, y el 21,3% pendiente del correo electrónico, mientras que los que usan siempre las “tablets” ascienden hasta el 15,7%, según el CIS.
Por otro lado, a muchos mayores todavía les cuesta “asimilarlo”, las tecnologías permiten que, desde la terraza de un bar, desde el parque o desde el sillón de casa se pueda adquirir todo tipo de productos, comprar la entrada del cine o “descargar” un libro. Y eso, especialmente para los jóvenes, está a la orden del día. De acuerdo con el último barómetro del CIS, los últimos 6 meses, el 36% de los encuestados compró o vendió objetos o entradas por internet y el 34,2% ha “descargado” música, películas, vídeos o libros. El 73%, además, buscó información sobre cualquier aspecto en la Red.
Eso sí, antes de enviar algún tipo de información a través de las TIC, hay que estar seguros. Como detalla este estudio, el 8,6% se arrepintió de hacerlo en alguna ocasión y el 6,1% tuvo, alguna vez, problemas por ciertos contenidos —información, mensajes, vídeos o fotos— que otras personas enviaron.

Paqui Díaz Muñoz asegura que apenas hace llamadas telefónicas desde que tiene instalado Whatsapp en su móvil. “Utilizo muy a menudo esta aplicación y, gracias a esto, estoy más conectada con la gente”, dice. Especialmente con la familia. “Los grupos que se crean son muy positivos. Gracias a ello, sabemos más de nuestros seres queridos”, expresa. Como asegura, el teléfono sirve de distracción y, muchas veces, hace “olvidar” los problemas”. Además, a través del móvil accede a las redes sociales, como a Facebook. El móvil, expresa, es fundamental en su vida cotidiana. “Me gusta llevarlo siempre conmigo por si pasa cualquier cosa. Hace algún tiempo tuve un accidente de coche y es en momentos como estos cuando te das cuenta de lo importante que es”, considera.
Esta mujer tiene, además, ordenadores de mesa y portátiles en casa de su madre y de sus suegros, aunque los utiliza menos. “Ya voy directamente al móvil y a la tableta que tengo”, manifiesta. Otro de los usos que les da es realizar compras. “A veces me gusta mirar, por ejemplo, lo que tienen en El Corte Inglés, y bien lo compro por internet o voy al centro a recogerlo”, explica. Asimismo realiza consultas de todo tipo, como recetas de cocina o hasta “cómo quitar una mancha”, por ejemplo.
Paqui Díaz es madre de una niña, Paula Alarcón, y sabe la importancia de educar bien en un mundo en el que impera la tecnología. “Soy partidaria de que los niños tengan una infancia como la tuvimos nosotros, pero eso ya es muy complicado”, asegura. “Paula tiene una tableta, pero no la puede encender siempre que quiera. Le tengo una clave y solo le permito que la coja un tiempo determinado, además de contar con un bloqueo para que el contenido sea seguro. Sobre todo, ve dibujitos”, concluye.

Raúl López Gallardo es un hombre singular. Hasta hace un mes escaso, no contaba con una aplicación casi “imprescindible” para la mayoría de las personas de su edad: Whatsapp. “No utilizaba ni el Whatsapp ni los mensajes de texto, porque creo que, en exceso, esto te hace perder mucho tiempo y dedicación, algo que me llega incluso a molestar”, asegura. Hace también poco tiempo que cuenta con Facebook, pero solo “lo básico”. “Me conecto poco, para relacionarme con amigos”, dice. Raúl López, de veintinueve años, es de la opinión de que no se le debe dar un “uso excesivo” a las redes sociales. “Hay gente que se echa fotos por todos los sitios a los que va. Yo tengo amigos que están conectados todo el día, y eso es ya demasiado”, asegura. Aunque hay personas que dicen que las tecnologías les permiten “desconectar” de su rutina diaria, en su caso tiene otro modo de desconexión: “Cuando necesito estar tranquilo salgo al campo, a algún paraje o a la huerta que tengo. Me gusta más el contacto con la naturaleza”.
Con su mujer, Pilar Ceballos, vivió un año en el sur de Inglaterra, donde trabajaron en un club de golf. Con un móvil se bastaban los dos. “Si me hacía falta, utilizaba el de mi mujer. Fue, sobre todo, una estrategia económica, para no mantener dos aparatos”, dice, y confiesa que su esposa es más “adicta” a la tecnología. “A veces, incluso comiendo, está con el móvil”, comenta. Él, sin embargo, es de los que prefieren apagar el televisor durante el almuerzo para, así, conversar y evitar el “aislamiento” que, según su opinión, pueden llegar a producir las TIC. “Hay personas que están tan enganchadas a los móviles que no te prestan atención cuando les hablas. Eso, al final, te llega a aislar de la gente que tienes al lado”, concluye.
Buena parte de los encuestados en el último barómetro del CIS confiesa que las TIC —internet o teléfono móvil—, les ha servido para estar más cerca de los familiares con los que no convive y, también, para coordinar las actividades domésticas entre miembros del hogar. Pero también los ciudadanos creen que no todo es “positivo” en este mundo “virtual”. Según la encuesta, el 92,5% opina que las nuevas tecnologías le han cambiado la vida cotidiana y casi la mitad asevera, además, que ha cambiado la vida de su familia. Especialmente se apunta al teléfono móvil como “culpable”. Según este estudio, el 55,2% considera que los miembros de las familias se aíslan más, y un porcentaje similar asegura que se vuelven más perezosos. De igual manera, el 56,3% afirma que, con las TIC, los miembros de su familia desaprovechan o desperdician más su tiempo. Otro “impacto negativo” es que el 48,2% cree que hablan menos con los familiares con los que conviven.
También resulta curioso que el 68,3% dice que la comunicación entre padres e hijos disminuyó en los últimos años por este motivo, y el 52,4%, que aumentó el conflicto familiar. Las relaciones con los abuelos también mermaron, así como la protección de la intimidad y “el hacer cosas juntos”.
El barómetro también subraya que, según los encuestados, la edad apropiada para que los niños y jóvenes empiecen a utilizar el teléfono móvil es de 12 a 15 años aunque “realmente” empiezan a utilizarlas antes, de 6 a 11. En cuanto a los riesgos de internet para sus hijos, los padres consideran entre los más habituales la difusión de imágenes y vídeos comprometidos, dar demasiada información sobre ellos o ser perseguido por sus opiniones, actitudes o comportamientos, lo que se denomina “ciberacoso”.