Hoy, la romería virtual de la Virgen de la Cabeza

26 abr 2020 / 11:21 H.

JOSÉ GALIÁN ARMENTEROS

De manera virtual, de forma aparente y no real, pues estoy confinando en mi hogar por coronavirus, os voy a contar en síntesis lo que desde hace tiempo, pues es una de las primeras romerías de España, celebramos. Y para ello, situémonos en Colomera para —repito, virtualmente hacer realidad lo que siempre he dicho— ver llegar de todos los caminos que conducen a la villa granadina, a cofradías representadas por sus juntas de gobierno y peregrinos abrazados a ramos de flores como recogidas de los caminos; unos que lleven los gallardetes, otros varas con cintas de colores y encabezando los grupos, por el cetro que lo llevaba el hermano mayor. Todos alegres y contentos al ritmo de unos tambores, que les indicarán donde acomodarse, alrededor del monumento conmemorativo de la aparición de la Virgen a Juan Bautista Alonso de Rivas, pastor de Colomera. La concentración virtual, cada vez era más numerosa, pues serán cerca de cien las hermandades que al instante entonaron la salve que pareciera salir la música, del propio monumento. Y la salve que parecerá, la ofrenda de flores que en unos instantes transformará aquel lugar, en un maravilloso jardín donde sonaría como salida de la sierra un trocito de estrofa de “Aire de romería” diciendo: “Yo no sé qué tiene mi Virgen de la Cabeza / que de todas partes viene la gente solo por verla. / Yo la contemplo, con aires de entusiasmo, / a esta Serrana que me tiene locamente enamorado. / Venga castañuelas, vengan guitarras, venga alegría...”.

LA LLEGADA VIRTUAL DE UN COLOMEREÑO Y SU VISIÓN

Sin darnos cuenta, de que por aquellas pendientes calles de rancio sabor granadino, se acercaba un hombre al parecer distinguido, que vestidos a la usanza andaluza, nos pareció un mozárabe de piel morena, ojos grandes, guapo, un macareno majo que vivía en Colomera y nos dijo (siempre de manera simbólica) si habíamos ido a su Pueblo en busca de la Virgen de la Cabeza. Y asombrados todos, en silencio escuchamos al joven desconocido, que padecía la amputación de un brazo. Con voz fuerte y de forma misteriosa nos dijo que nos iba a contar lo que en forma de pregón estaba exaltando José Galián Armenteros venido de Jaén a Colomera, en aquellos instantes desde el presbiterio de la iglesia de la Encarnación.

DESDE LA PLAZA JUNTO AL MONUMENTO MIRANDO LA IGLESIA PARROQUIAL DE COLOMERA

Miramos los ciento de escalones que hay hasta llegar al monumento arquitectónico del siglo XVI, sobre una mezquita, realizado por Diego de Siloé. Asombrados aquellos cofrades en Colomera, procedentes de toda España que guiados por su fe anduvieron durante días y noches por caminos de campo y sierra, entre olivos que eran como guirnaldas mirando al cielo y pisando gran vegetación que a su paso se convertía en flores de los más variados colores desprendiendo un olor a tierra; flores de olor a fragancia como el olor que produce el aceite de rosas, esencias extraídas de los pétalos de varios tipos de esa flor tan maravillosa sólo pensando en el camino que íbamos a seguir virtualmente pisando las huellas de Juan Bautista Alonso de Rivas en busca de la Virgen, era un consuelo ante la pena por la suspensión romera.

MI REFLEXIÓN

Pensando en la Virgen, sola este año en su Camarín que es su relicario en Sierra Morena, por la epidemia coronavirus, mis sentimientos hacia Ella aumentaban en el recuerdo de muchos años participando en los cultos, en las flores que parecían estrellas mirando a la Virgen de la Cabeza y en la jara y tomillo, en el romero que inunda el Cerro de su nombre donde está Ella; donde rezan y ofician la Eucaristía y otros momentos de meditación los padres Trinitarios como en un claustro cerca de la Madre de Dios, en aquel lugar donde la Virgen es la Reina de Sierra Morena, sacrificando y amando a la humanidad. Y allí fue, donde nos dimos cuenta de donde radica la riqueza, el inmenso valor de los sacerdotes, en este caso de la Orden trinitaria siempre al lado de la Virgen en su apostolado principalmente en las cárceles junto a los que carecen de libertad.

LA APARICIÓN DE LA VIRGEN AL PASTOR

Aun en Colomera, nos decía aquel hombre que se llamaba Juan Bautista Alonso de Rivas, hijo de Colomera, que la noche del 11 al 12 de agosto de 1227 en Sierra Morena; noche de frío y viento, estando guardando un rebaño de animales que se lo había encomendado un ganadero de Arjona; una luz de variados colores y el sonido de una campana, le llamó su atención visual y miedo con alegría aquel misterioso suceso, decidiendo acercarse al lugar, donde encontró, debajo de un arbusto una campana. Y una voz muy dulce de mujer que brillaba más que el sol en tinieblas parecía venir de las nubes en el cielo entre estrellas que la escoltaban formando un cortejo celestial, se le presento y le dijo: Juan, ve al Pueblo de Iliturgi y di a los iliturgitanos que por esta mi aparición y deseo, construyan aquí una iglesia que sea mi relicario, el más cerca del cielo. Levantando la campana encontró una Imagen de Virgen que examinada por el clero en el Pueblo resultó ser la que trajo San Eufrasio de tierra santa, la imagen que realizó según las crónica, San Lucas, de la propia imagen en vida de la Virgen María y que escondió en Sierra Morena cuando la invasión mora.

Y eso es lo que representa el monumento en Colomera, el árbol, la Virgen y el pastor que había salido de Colomera buscando trabajo y pasando por Arjona lo encontró siendo su destino Sierra Morena.

PEREGRINACIÓN VIRTUAL TAMBIÉN HACIA EL SANTUARIO RELICARIO DE LA VIRGEN DE LA CABEZA EN SIERRA MORENA

Entonces, virtualmente aquellos peregrinos llenos de emoción y del espíritu mariano, decidieron unirse a la Cofradía que se había constituido en Colomera con los colomereño decididos a ir al lugar de la aparición en el Cerro de la Cabeza. Salimos el jueves muy de mañana después de participar en la solemne Eucaristía de romeros que ofició el joven párroco y consiliario de la Cofradía. Y caminando entre cerros y olivares, por caminos pedregosos y en momentos de difícil andar, fuimos pasando por los pueblos de Benalúa de las Villas; Campillo de Arenas; Carchelejo; Cárchel; Pedanía de la Cerradura; Pegalajar y Jaén, donde al ser recibido por las cofradías jaeneras, recordamos a cada Pueblo y Villa que habían salido a recibirnos y besar el Cetro que es la Virgen de la Cabeza.

Un camino virtual este de 2020, pues la humanidad y nuestros pueblos estábamos padeciendo la pandemia de coronavirus; estaba gran número de Españoles y particularmente jiennenses infectados por el virus de la gran plaga que azotaba al planeta Tierra.

Cuánto sufrimiento, cuanta preocupación virtualmente sentíamos aquella peregrinación caminando hacia el soñado Cerro sabiendo que este año 2020 el último domingo de abril no habría Romería. Pero nuestra fe era superior a la realidad, nosotros seguíamos caminando ya confinados en el simbólico cortejo como si fuera una gran bolsa transparente que nos permitía ver la flora de lentiscos, tomillo, cantuesos, acebuches o mirto, madroños, alcornoques que son quejigos y oír el trinar de los pajarillos anidados en los árboles, que al notar tan misterioso bulto su vuelo era para nosotros el frescor del simbólico camino en busca de la Morenita.

DELANTE DE LA VIRGEN DE LA CABEZA

Delante de la Virgen de la Cabeza, nuestro saludo fue decirle parte de lo que escribió Francisco Trigueros: “Mira amorosa, Madre querida, / al pueblo amante que de ti en pos, / tan solo vive para adorarte / y consagrarte todo su amor. / Bajo tu manto nos acogemos/”. Y añadí yo:

“Ante ti Virgen de la Cabeza; ante ti, Madre de Dios y Madre nuestra; Tú que dijiste sí al plan de Dios. Y en tu vida nos enseñas a ponernos confiadamente en las manos de nuestro Padre, ahora, en marzo y abril de 2020 en que nos encontramos, inmersos en la pandemia universal por coronavirus, te suplicamos que nos protejas; que guardes a tu pueblo, que veles por todos. Mira a los niños, a los jóvenes, a los matrimonios, a las familias, a los ancianos y a los enfermos; a todos y cada uno de los que en ti han puesto su corazón y su confianza para alcanzar la fuerza suficiente y la esperanza para superar la enfermedad con el amor y la fraternidad de hermanos en la misma fe contigo”.

¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!