España supera a Italia, otra vez, en la venta de aceite en EE UU

Las empresas crecen un 56,7%, mientras que el producto transalpino retrocede

23 sep 2016 / 13:30 H.

Las ventas crecen tanto que se parecen a una carrera de Moto GP. La comercialización sigue disparada. La competición se podría escenificar en el mítico circuito norteamericano de Laguna Seca. En una moto el italiano Valentino Rossi, que siempre ha sido allí el campeón. En cambio, el joven español Marc Márquez está decidido a arrebatarle el liderato. Ya lo hizo el año pasado y, esta vez, ha vuelto a ocurrir. Su moto corre más —tiene mejores campañas de comercialización— y sus mecánicos —las empresas— tienen más ganas. Esta metáfora bien puede valer para explicar lo que ocurre en Estados Unidos. Otra vez, España ha superado a Italia en ventas de aceite de oliva. En producción ya lo hacía, ya que buena parte del producto que llevaban los italianos se hacía en Jaén, pero el negocio quedaba incompleto. Si se tiene el aceite, pero otro cierra el trato se pierde buena parte del dinero.

No es fácil vender más aceite de oliva que Italia en el mercado norteamericano. A pesar de la promoción y del trabajo de las empresas, existe un fuerte choque cultural. Los estadounidenses asocian el “oro líquido” a la gastronomía italiana, por lo que buscan marcas transalpinas cuando tienen que realizar una compra. Creen que el producto tiene mayor calidad si viene desde allí, pese a que Italia lleva lustros comprando en Jaén, embotellando en su país y vendiendo en los Estados Unidos. En cambio, poco a poco, parece que la “película” comienza a cambiar. Durante el primer semestre del año, Estados Unidos importó 69.608 toneladas de zumo de aceituna, lo que representó un 56,7% más que en el mismo periodo del año anterior. En cambio, Italia consiguió llevar a este país 65.838, lo que representa alrededor de 4.000 toneladas menos.

agricultura provincial. Jaén genera alrededor del 20% del aceite que llega a Norteamérica, ya que supone la cuota de producción que logra en el mundo. Hay campañas en las que da un “salto” hasta el 24%, mientras que otras se ha de conformar hasta niveles que alcanzan el 14%. En cambio, en esta “guerra abierta” entre empresas españolas e italianas, las cooperativas y almazaras jiennenses, curiosamente, venden a las nacionales y, también, a las extranjeras. Incluso, cuando vienen las compañías italianas a comprar se cierran mejores tratos porque, a veces, compran por encima del precio medio que marca el mercado, ya que sus márgenes son superiores en el proceso de comercialización. De ahí que la expansión del aceite español en EE UU debe de estar acompañada de una clara vocación exportadora por parte de las empresas jiennenses.

Por otro lado, en este “oleaje” de intereses, surge la propia producción norteamericana, que está ubicada en California. Las autoridades tienen claro que el aceite que viene de España es mucho más competitivo que el suyo. De hecho, hasta se han llegado a quejar ante la Unión Europea porque el zumo de la aceituna se elabora gracias a unas ayudas públicas —de la PAC— que no tienen sus olivareros, lo que les hace pensar que se trata de una competencia desigual. Por eso, EE UU ha optado por medidas proteccionistas para asegurar la comercialización, al menos, de su cosecha. Los olivareros norteamericanos generan alrededor de 15.000 toneladas de aceite —solo Jaén tuvo 528.000 durante la pasada campaña—, pero sus consumidores necesitan unas 300.000 cada año.

Las últimas cifras de comercialización indican que las empresas españolas consiguieron 240 millones de euros por la venta de aceite de oliva en Estados Unidos, por lo que se ha convertido en un producto de alta rentabilidad. Y, curiosamente, está en Jaén, que todavía no es capaz de articular los mecanismos necesarios para reducir, poco a poco, las salidas a granel. Los 240 millones de euros representa un crecimiento del 67% respecto al primer semestre del año anterior. Campañas de promoción, como la de Rafael Nadal que puso en marcha la Interprofesional para el Aceite de Oliva Español, tienen mucho que ver en el crecimiento. En cambio, todavía existe un enorme reto que sigue pendiente: los estadounidenses creen que la cuna del aceite es Italia, en vez de España y Jaén. Por eso, hay empresas españolas que crean su marca en italiano para vender mejor.

Las claves

La evolución. España comercializaba unas 48.000 toneladas de aceite de oliva al año. En cambio, en 2015, alcanzó las 85.000, lo que constituye casi el doble en plena crisis. De hecho, ya lleva 69.608 en el primer semestre de este ejercicio, lo que denota su excelente ritmo.

En 1990. España lograba vender hace 25 años alrededor de 17.000 toneladas de producto. Una década después consiguió 40.000. Fue antes del despegue.

El precio sigue estable por encima de tres euros por kilo

El precio del aceite de oliva genera ilusión a los olivareros. Parece claro que el ritmo de venta hará que casi no quede producto sobrante después de que, en unos días —el 30 de septiembre—, finalice la campaña de comercialización. Además, las perspectivas de lluvia no resultan demasiado halagüeñas, por lo que la demanda sigue fuerte, mientras que la oferta genera dudas, por lo que la cotización denota una tendencia ascendente. El Poolred de la Fundación del Olivar indica que las cooperativas y las almazaras que ofrecen sus datos de ventas —a modo de muestreo para plasmar un valor orientativo— vendieron el virgen extra a unos 3,20 euros por kilo. El virgen sale a 3,12, mientras que los lampantes se sitúan en 3,03 euros por kilo en las operaciones de venta a granel que se realizan en las fábricas de aceite —el producto sale en camiones cisterna hacia una planta de embotellado—.

Precisamente, una de las enseñanzas más importantes que deja la evolución de la cotización radica en que el precio del aceite de oliva lleva dos años por encima de los 3 euros por kilo y el consumo no se ha resentido, lo que denota que se puede vender y, a la par, contar con una cadena de valor con márgenes para todos. No obstante, sí que existe una “guerra” entre algunas grandes empresas de distribución y las organizaciones agrarias, que se han saldado con sanciones. Los olivareros no quieren que su producto sea un “gancho” comercial, por lo que denuncian las ofertas más agresivas que encuentran.