Encargados de la vigilancia e, incluso, de la limpieza

Las instalaciones sufrieron hasta siete robos en apenas dos meses y medio

13 ago 2019 / 11:15 H.

Aunque las instalaciones de la Cámara de Comercio no presentan su mejor aspecto, sí es cierto que se deja sentir un mantenimiento mínimo en sus dependencias que, aunque no entra en las funciones de Francisco Chica y Francisco Muñoz, no tienen otra que hacerlo. “Esto es muy grande y aunque no nos suele quedar mucho tiempo libre, porque tenemos bastante trabajo, no hace mucho, entre la atención al público, barrí y fregué esta planta”, indica Chica.

Pero aparte de este acondicionamiento, incluso han realizado las labores de “vigilantes de seguridad” de las instalaciones. Y es que, desde marzo hasta mediados de junio, sufrieron hasta 7 robos en el edificio. “La primera vez se llevaron el dinero que teníamos en una caja de los certificados de origen, y fueron tan pulcros que creemos que habían venido a hacer alguna gestión y se fijaron dónde íbamos a por el cambio. A la semana siguiente entraron de nuevo y se llevaron un sobre con 80 euros que teníamos escondido, que era para el gasoil. Y luego en otras ocasiones se llevaron cosas tan inverosímiles como las almohadillas de los tampones, el peso de las cartas, la mesa de sonido del salón de actos con el amplificador o un sobre lleno de llaves de despacho”, afirma Chica.

En un principio afirma que eran tan escrupulosos que ni siquiera se daban cuenta de que les faltaran cosas a menos que necesitaran utilizarlas. Una situación que afrontaban con miedo, puesto que no se veía nada forzado y los mismos agentes policiales apuntaban a la posibilidad de que quedara alguien dentro.

Pero al poco tiempo empezaron a hacer destrozos, como los cristales de las puertas que se encuentran en la primera planta, o una escalera de aluminio que utilizaron previamente para llevarse la cámara de seguridad, toda vez que constataron que la única electricidad que tenían es la que procedía de un grupo electrógeno. “Un día me dijo el compañero que estaba la puerta abierta, así que me acerqué a por las llaves, y resulta que la habían atrancado un poco para acceder después, y dejaron la escalera de aluminio en la puerta de emergencia para llevársela esa misma noche”, explica. Ahora, al menos, apunta a que llevan unas semanas de cierta tranquilidad.

Eso sí, tienen el temor de que, al igual que ha ocurrido con el nuevo edificio que construyó la institución cameral en el conocido como SUP 1 —que entre otros es obra de los arquitectos Alfonso Mollinedo y Esperanza Lozano, que precisamente este año fueron los ganadores del Premio Iconic 2019 por el edificio de alojamiento de la Universidad de Jaén—, las instalaciones sufran de expolios y robos continuados hasta que ya no quede nada de valor en su interior.